martes, 8 de febrero de 2011

Halla paz entre vencedores y vencidos

Editorial ejercicio de clase para la asignatura Redacción Periodística (II) sobre las pensiones de los representantes parlamentarios (A favor)

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En la política, como en toda guerra, hay vencedores y vencidos. Varios idearios se enfrentan ante una misma realidad social intentando diseñar las soluciones a los problemas que tuvieron, tienen y tendrán aquellos ciudadanos que pusieron su confianza en el sistema democrático. No todas las direcciones van en el mismo sentido, y eso está bien, pero a lo largo de nuestra Historia no siempre se ha respetado ese pluralismo.

El nuevo sistema de pensiones de representantes parlamentarios viene a defender la caballerosidad entre competidores. Desde hoy, los representantes con más de 11 años en cada cámara recibirán un complemento que asegura la pensión máxima: 34.184,50 euros al año.

El resto de ciudadanos tendrán que trabajar durante 35 años, 14 años más, pero la seguridad económica a largo plazo es necesaria para templar la mente en el corto y medio plazo. Y aún así, sólo 81 de los 3.609 parlamentarios que han pasado por las Cortes desde 1977 han pedido esta retribución.

Sólo tienen derecho a este complemento aquellos parlamentarios que se jubilan con 65 años tras haber cotizado durante al menos 15; aquellos con 60 años que han obtenido la jubilación anticipada habiendo cotizado 40; y aquellos que han obtenido la declaración de invalidez permanente.

José Bono, presidente del Congreso, ha dejado muy claro el objetivo de esta norma, proteger a aquellos parlamentarios que estuvieron obligados al exilio durante el franquismo. Ese el caso de Santiago Carrillo, "cobro un complemento de 731 euros. Haber sido antifranquista activo desde siempre ha repercutido en que, en los casi 40 años de exilio, no haya podido cotizar a la Seguridad Social.” El resto de países europeos protejen a los suyos, especialmente en aquellos que han sufrido el fascismo, para ayudar a los perseguidos a recuperar sus derechos. Y también protege a las familias de los parlamentarios que hayan ejercido durante al menos 7 años. Al fallecimiento, se le ayuda al cónyuge viudo o a los hijos menos de 25 años con el pago del importe total equivalente a dos meses de la asignación constitucional por cada año de mandato.

Mariano Rajoy, el líder del Partido Popular, ha criticado duramente esta medida. “Privilegio” ha llegado a decir. Esta norma no concuerda con su idea de austeridad, pero se ha equivocado de camino. Atacando una vez más por atacar, ha destapado una caja de Pandora, el tabú de “¿cuánto cobran los políticos?”

La pregunta que debería hacerse mientras lee este periódico no es sobre la cuantía de la pensión de aquellos que dedicaron su tiempo a sus conciudadanos, que en ningún caso llega a ser desorbitada; sino por qué razón sólo un 2% de representantes han pedido esa ayuda. Sólo pueden criticarla quienes no la necesitan. Hacen sus deberes.

La vida de un buen político es dura, honrada. Sin embargo, hoy en día algunos se las arreglan bastante bien asesorando a grandes grupos mediáticos y empresas de sectores estratégicos. Quizás sea ese el problema de esta norma, no lo que tiene, sino lo que le falta.


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