Anverso (I)
El anverso del amor son cuatro pupilas suicidas,
cagadas de miedo, escondidas bajo una cama siempre deshecha,
que juegan a limar a besos sus patas, hasta dejarse morir aplastadas por la felicidad.
Un jardín recostado en los brazos de una primavera,
un aire que viene de otro sitio que no existe, que no es aire,
que es aliento de lluvia, tientos de la locura escondida detrás de las cortinas.
Temblores de guerra en la orilla del mar. Ritmos delicados.
Retales de angustias cosidos por unos nuevos labios
encubren los aullidos de la luna las noches de lobos satisfechos.
Las horas anteriores y posteriores al mundo están invitadas,
sólo es preciso encontrar una sonrisa cómoda para jugar a reordenar las estrellas.
Reverso (II)
El reverso del amor es un lugar oscuro,
es el sitio de los golpes directos,
el lugar donde los besos no dejan adivinar sus trayectorias.
Es oscuro sin embargo, es negro, es ceniza,
el rincón donde duerme el fénix, detenida su hazaña
para descansar lo que dura un reloj, a la espera de la curiosidad.
Las pesadillas se delimitan por los campos vírgenes
en los que un día hubo caricias, y nada más.
No ha vuelto a pisar otro latido una hoja caída de otro otoño que no sea el suyo.
Este año no han quedado centímetros ni segundos
que no hayas tocado ya con tus sábanas limpias.
Watch live streaming video from losupetv at livestream.com