Esta mañana he visitado otro de mis antiguos colegios. Esta vez, el C.E.I.P. José Salazar, mi colegio de primaria.
Ha sido muy muy muy enriquecedor. He leído algunas poesías y respondido a algunas preguntas a alumnos de infantil, segundo, tercero y cuarto, y quinto; en ese orden. No ha habido tiempo para los de sexto, pero bueno... me quedo con una muy buena sensación. Me ha costado bastante elegir qué poesías leer para que más o menos entendieran el vocabulario. Creo que me he sabido explicar y me voy con el buen sabor de boca de haberles despertado algún interés por la poesía.
Y además, me he llevado un montón de regalos inesperados: el reencuentro con antiguos profesores (lo mejor sin duda), un libro de Dereck Walcott (Garcetas blancas), un bolígrafo con estuche y todo, una poesía de parte de los profesores, otras dos de mi prima Aitana (en 5º curso), una bolsa con cremallera del AMPA y un cuadernillo de poesías de alumnos de 2º. Me he emocionado y todo.
Muchas gracias a Lola por invitarme, y felicidades a don Fructuoso (mi profesor en 5º y en 6º) por su jubilación después de más de 40 años dando clase, 33 en El Ejido.
Ya sabéis, para lo que haga falta, aquí estamos.
martes, 14 de junio de 2011
Corteza
El mar en el reflejo de un charco
Una lluvia te desnuda
sobre la tierra,
por encima incluso
de la gravedad del resto de asuntos terrenos.
Quedas
liviana y trágica
sobre esta corteza terrestre
llamada “mundo”.
Como un final irresoluble,
te leo los labios
con el afán de construirme
a partir de tus palabras húmedas
agrietando el beso;
dejando, por una vez, la paciencia
del lado de la tersura de tus dedos.
El sol mantiene firmes
tus rodillas de tallo fresco,
la arena y el viento borran
astillas pasadas por otros gestos,
pasos sobre humos de otros príncipes, princesas
sin hogar de imperio.
Te creo porque encajan tus piezas
en mi enigma imposible,
porque son tus escombros
el origen silencioso
de alas de mimbre
para este amor
en permanente quiebra,
cada vez que el cielo llora.
Una lluvia te desnuda
sobre la tierra,
por encima incluso
de la gravedad del resto de asuntos terrenos.
Quedas
liviana y trágica
sobre esta corteza terrestre
llamada “mundo”.
Como un final irresoluble,
te leo los labios
con el afán de construirme
a partir de tus palabras húmedas
agrietando el beso;
dejando, por una vez, la paciencia
del lado de la tersura de tus dedos.
El sol mantiene firmes
tus rodillas de tallo fresco,
la arena y el viento borran
astillas pasadas por otros gestos,
pasos sobre humos de otros príncipes, princesas
sin hogar de imperio.
Te creo porque encajan tus piezas
en mi enigma imposible,
porque son tus escombros
el origen silencioso
de alas de mimbre
para este amor
en permanente quiebra,
cada vez que el cielo llora.
SpNt2005 – 8/6/11
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