miércoles, 7 de octubre de 2015
Bebé en la playa
En el momento, me pareció una imagen demasiado dura para salir en portada. A los cinco minutos, entendí que sin impacto no hay trascendencia, y sin trascendencia no hay debate. Es triste, pero necesario, que haya que guantear las conciencias mientras les tapamos los ojos a los niños, para que no miren eso que somos todos y nadie sabe por qué. Que no sepan que nuestros usos y costumbres llevan implícitos la complicidad con estos actos que nos bombardean noticiariamente.
Como un tsunami, nos lleva la corriente... y como si el mar nos devolviera a sus entrañas, quedamos expectantes, esperando la próxima máscara para nuestra doble moral.
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