miércoles, 23 de diciembre de 2020

Perfil de la luz

El perfil de la luz dibujado por las sombras


“El perfil de la luz
dibujado por las sombras”

Así se llama la película.

...

Hay un cajón vacío,
un hueco en medio de un 
en medio de una nada.

78% nitrógeno, 21% oxígeno,
argón, dióxido de carbono
y una nada.

La nada que aguarda siempre en
los espacios inconclusos,
que encarece los traslados.

La nada gravitacional del esto-eso-aquello mío:
“el hambre mío”,
“el mañana mío”,
“toda la nada es mío”.


Aparece una aleta:
un vuelo de pez submarino
anzuelo solar en un rincón de pecera,
como un escalofrío.

La nada invadida
de su propio misterio.

...

Flash back en la noche primera.
Los protagonistas aún no nacidos
se besan como avellanas.

Flash forward. Hay un camino azul
en la ribera del hastío. Luz negra.

...

El sigilo retenido salta del paracaídas,
cubre las flores de bordes intactos
cuando la mariposa sale
como un asombro toda de vidrio.

La sal, mientras tanto, a lo suyo:
incansable en su tarea, perfilando
sabores con los vértices de su prisma.

...

Repentino. Así va a ganarse la popularidad 
nuestro abigarrado antihéroe:

Repentino baila, Repentino grita
y juega y canta Repentino como él solo.

Ojos miran y no cantan, y ojos
callan y no juegan y acallan como pozos,
ojos de sombra. Ojos de nada
para Repentino en los albores.
Ojos contándole los pasos,
ojos trastabillándole el vuelo,
la casa sigue ahí. Repentino
con el hígado abotargado de ojos,
y los ojos y la cara y los abrazos
hasta el abismo de ojos-clavo en la espalda
como espumas de piedra. 

¿Y esa luz cómo se mueve?
¿Y por qué baila Repentino y se curva
y abalanza moviendo, ablandando sombras
en la nada? ¿Qué dice en qué
caliza de los siglos? ¿A qué
juego de ojos se juega los huesos
de su catástrofe enmarañada?

...

¿Qué es un padre sin hijo?
¿Cómo se canta la canción de cuna
desde las llamas del desastre?

Araña el tren los aceros del óxido
en la red inquebrantable de los aislantes.

...

Voz en off de lluvia
sobre el alféizar del invierno somnoliento. Fade out.

Fade in. El sol, en su escalada
envuelve en su crujido de escalafones
las corrientes abisales de la madera.

...

El narrador omnisciente sale a escena
y no dice nada. 
No dice: “Soy yo”, como un dios politeísta,
“miradme los ombligos endogámicos”;
a telúrico pulmón. 

Calla mayúsculo en sus ojos llenos de ojos,
piensa minúsculo de voz quebrada.

Sólo piensa, luego omnisciente de las sombras
que la luz no besa.

...

El tramoyista cae de una cuerda,
aparece un telón y Repentino
desaparece como un agua sin flor.

Sólo queda algo:

un telón y la artimaña,
un telón y el artificio,
la cara mentira sin mirada y triste y agotada.

Todo es definiblemente una nada.

...

La aleta de espigas flota
con la cintura brillante bailotea cometas
y nadie la mira.

... 

Un telón lleno de ojos puede vaciar
hasta las sombras. Y las vacía.

Fin





domingo, 22 de noviembre de 2020

Lenguaje conversacional

Las disertaciones se desarrollaron en el Instituto Vázquez Acevedo de Montevideo; congregó gran cantidad de público y toda la prensa se hizo eco, ya que los temas y las protagonistas prometían ser interesantes:

Gabriela Mistral: Acto de obediencia a un ministro
Juana de Ibarbourou: Casi en pantuflas
Alfonsina Storni: Entre un par de maletas a medio abrir y las manecillas del reloj

En ese paréntesis feliz, escribe Graciela un prólogo, que es la respuesta a muchos lectores que desean saber, precisamente, como escriben los poetas. Y a esta curiosidad contesta en enero de 1938:


Las mujeres no escribimos solemnemente como Buffon, que se ponía para el trance su chaqueta de mangas con encajes y se sentaba con toda solemnidad a su mesa de caoba.

Yo escribo sobre mis rodillas y la mesa o escritorio nunca me sirvió de nada, ni en Chile, ni en París, ni en Lisboa.

Escribo de mañana o de noche, y la tarde no me ha dado nunca inspiración, sin que yo entienda la razón de su esterilidad o de su mala gana para mí...

Creo no haber hecho jamás un verso en cuarto cerrado ni en cuarto cuya ventana diese a un horrible muro de casa; siempre me afirmo en un pedazo de cielo, que Chile me dio azul y Europa me da borroneado. Mejor se ponen mis humores si afirmo mis ojos viejos en una masa de árboles.

Mientras fui criatura estable de mi raza y mi país, escribí lo que veía o tenía muy inmediato, sobre la carne caliente del asunto. Desde que soy criatura vagabunda, desterrada voluntaria, parece que no escribo sino en medio de un vaho de fantasmas. La tierra de América y la gente mía, viva o muerta, se me han vuelto un cortejo melancólico pero muy fiel, que más que envolverme, me forra y me oprime y rara vez me deja ver el paisaje y la gente extranjeros. Escribo sin prisa, generalmente, y otras veces con una rapidez vertical de rodado de piedras en la Cordillera. Me irrita, en todo caso, pararme, y tengo siempre al lado, cuatro o seis lápices con punta porque soy bastante perezosa, y tengo el hábito regalón de que me den todo hecho, excepto los versos...

En el tiempo en que yo me peleaba con la lengua, exigiéndole intensidad, me solía oír, mientras escribía, un crujido de dientes bastante colérico, el rechinar de la lija sobre el filo romo del idioma...

Ahora ya no me peleo con las palabras sino con otras cosas... He cobrado el disgusto y el desapego de mis poesías cuyo tono no es el mío por ser demasiado enfático. No me excuso sino aquellos poemas donde reconozco mi lengua hablada, eso que llamaba Don Miguel el vasco, la «lengua conversacional».

Corrijo bastante más de lo que la gente puede creer, leyendo unos versos que aún así se me quedan bárbaros. Salí de un laberinto de cerros y algo de ese nudo sin desatadura posible, queda en lo que hago, sea verso o sea prosa.

Escribir me suele alegrar; siempre me suaviza el ánimo y me regala un día ingenuo, tierno, infantil. Es la sensación de haber estado por unas horas en mi patria real, en mi costumbre, en mi suelto antojo, en mi libertad total.

Me gusta escribir en cuarto pulcro, aunque soy persona bastante desordenada. El orden parece regalarme espacio, y este apetito de espacio lo tiene mi vista y mi alma.

En algunas ocasiones he escrito siguiendo un ritmo recogido en un caño que iba por la calle lado a lado conmigo, o siguiendo los ruidos de la naturaleza, que todos ellos se me funden en una especie de canción de cuna.

Por otra parte, tengo aún la poesía anecdótica que tanto desprecian los poetas mozos.

La poesía me conforta los sentidos y eso que llaman el alma; pero la ajena mucho más que la mía. Ambas me hacen correr mejor la sangre; me defienden la infantilidad del carácter, me aniñan y me dan una especie de asepsia respecto del mundo.

La poesía es en mí, sencillamente, un rezago, un sedimento de la infancia sumergida. Aunque resulte amarga y dura, la poesía que hago me lava de los polvos del mundo y hasta de no sé qué vileza esencial parecida a lo que llamamos el pecado original, que llevo conmigo y que llevo con aflicción. Tal vez el pecado original no sea sino nuestra caída en la expresión racional y antirrítmica a la cual bajó el género humano y que más nos duele a las mujeres por el gozo que perdimos en la gracia de una lengua de intuición y de música que iba a ser la lengua del género humano.

Es todo cuanto sé decir de mí y no me pongáis vosotros a averiguar más...


Extraído de Gabriela Mistral. Biblioteca Histórica - Mujeres en la Historia
Autora de la biografía: Carlota Marval

sábado, 26 de septiembre de 2020

Cuentatiempos

El cuentatiempos

Juego a la oscuridad:

Un segundo.
Dos segundos.
Tres segundos.
Cuatro segundos.
Cinco segundos.
Seis segundos.
Siete segundos.
Ocho segundos.
Nueve segundos.
Diez segundos.
Once segundos.
Doce segundos.
Trece segundos.
Catorce segundos.
Quince segundos.
Dieciséis segundos.
Diecisiete segundos.
Dieciocho segundos.
Diecinueve segundos.
Veinte segundos.
Veintiún segundos.
 
[…]

si te quiero
déjame que lo cuente.

Juego a la luz:

si solos,
si a una
somos incapaces 

//pausar el espacio//
//ensanchar el tiempo//


al menos,
a mitad del silencio infinito
=
[cero antes – de piedra a chispa,
de luz a ceniza - después cero]

si me quieres
déjame contarlo:

un segundo. Dos.

[...]

Como fracciones fugaces

impacientes 
fugaces 
de realidad.


domingo, 16 de agosto de 2020

Derrota


Puntos cardinales


Quizás
sólo haya que alargar 
los puntos cardinales
para ampliar el centro
quizás
para acercarnos.
 
Y así,
quizá,
Trump
sea buena persona
tres horas por semana.
 
Y así,
da igual,
durante tres segundos
el cómo no importa
hasta la Tierra sea plana.
 
Tal vez
baste con alzar la vista
más allá del norte,
lanzar un paso amplísimo
más allá del sur y 
abrazar hacia un solo origen
oriente y occidente.
 
Y así, hablar sirva para compartir
enraizar
y así,
da igual, seamos
el cuándo no importa
cercanos:
renunciemos a las conquistas
de la derrota. 
 
 

lunes, 13 de julio de 2020

Ética de lo real


No estoy volviendo a las utopías. No estoy promoviendo los sueños. El sueño es inadmisible en política. Porque pone en peligro la vida de los hombres. Hay una belleza infinita en lo real. Lo real designa lo que no es "yo", lo que me resiste. Lo real son los demás, son los otros. Lo real es el conflicto. No tratemos de borrar el conflicto, o de cegarnos ante él. Así es como nace la violencia. La vida pasa por la lucha por la vida. 

Es legítimo soñar en el sentido de imaginar, luego desear, un futuro más allá de nuestra realidad. Esto sí es legítimo. En este caso, el sueño se vuelve la expresión de nuestro ser profundo. Pero el espacio del sueño debe ser siempre más pequeño que el de la realidad. Hay que soñar un sueño que abra las puertas de lo real. Esto es la ética también.







(Gracias Ana)


domingo, 14 de junio de 2020

Polimorfismo


Crecimiento / Decrecimiento

¡Mamá! // ¿Adónde se va cuando solo se llega? ¿Dónde? ¿Mamá?
¿Cuánto falta? // lo efímero de la efímera fortaleza de los cuerpos
¡Aprender, aprender! // Aprender enseñando, enseñarse a olvidar
La vida como escalada: // lanzado por fin, al vértigo sin miedos.
la conocí, así me conoció, // un dulce encuentro entre fracturas
nadie sabe el cómo ni por qué. // Nos conocimos, con eso basta:
Vorágine arrastrando días estrépito // residuo de importancias.
y economía y qué hago ahora engranaje // Vida; promesas vanas,
en la máquina de las monedas nunca llegamos // Alegría salina
a pagar las dudas factura náufrago océano infinito // Gota y ya.



abril de 2020

Puede leerse de varias formas:
de arriba a abajo
o en forma de U

viernes, 22 de mayo de 2020

Nombres


Amanecer


He puesto nombre y a cada pájaro
y a cada árbol y a cada sol.
Casi los reconozco ya por su trino matinal,
por la brisa y los despeina, y
la cintura dorada y rastro fugaz.

¿Quién necesita reloj?

Rocío: crisálida cáscara de nube y
las espinas y las flores.
Las espinas y las flores…
Las fragantes espinas y las afiladas flores
de frío; y el canto alegre y nervioso
y el baile musical despereza
naranja y luminosa a escalones y más azul;
noche y cierra los párpados de espejo lunar,
belleza y estira la espalda, siempre asimétrica
esta dulce transición y vacía, inagotable.




abril de 2020