viernes, 4 de diciembre de 2009

Pablo Neruda


Walking around

SUCEDE que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.








En voz de Ismael Serrano:




poemas pablo neruda


"¿Cómo reacciona el pueblo cuando le lee sus poemas?

Yo tengo siempre una gran confianza en el pueblo, y el pueblo chileno me conoce mucho. Tengo que decir que me quie­re de una manera emocionante. Nó podría contar los detalles porque serían muchos. Reaccionan estupendamente, de tal ma­nera que casi no puedo entrar ni salir de algunos sitios. Tienen que ponerme una guardia especial que me proteja de los abrazos de la gente porque se precipitan alrededor mío. Esto me sucede en todas partes.

[...]

¿Justifica la violencia?

Hay violencia y violencia. En los países que están do­minados por el terror y la violencia fascista yo justifico todos los medios para salir de esa situación. ¿Qué posibilidades hay cuando gobierna gente delincuente como en el caso de Papá Doc en Haití? Ahí están llenas desde hace mucho tiempo las cárceles de presos políticos, como en el Paraguay. Cada pueblo debe escoger su camino. No se puede decir “no creo en la violencia” como un axioma general político. La violencia, es decir, la unión de las fuerzas revolucionarias en un país para cambiar el orden establecido, puede ser precedida por una conjunción de fuerzas que acompañen un movimiento de esta clase. Pero la violencia creada individualmente, solitariamente, en general resulta fraca­sada y además posibilita la represión antipopular. Sin contar que muchos de los actos terroristas son organizados desde hace siglos por la policía.

[...]

¿Ha producido la tecnología una crisis de valores de la cultura humanística?

Bueno, hay gente que cree que la tecnología se va a tragar al hombre. Yo no creo tal cosa. Recuerdo cómo los agricultores ingleses, y también los norteamericanos, combatían el ferrocarril. La tecnología es una necesidad absoluta del avance de la humanidad. El desarrollo de la tecnología no tiene por qué comerse al hombre. Este miedo del adelanto técnico y de las proyecciones que pueda tener es un miedo cósmico, con un ca­rácter de superstición tan grande como el de las tribus prehistó­ricas. Ahora hemos llegado a tener pavor del hombre mismo, pavor cósmico de lo que el hombre puede descubrir. Yo, desde luego, no siento ninguno de esos pánicos. Pienso que, por el con­trario, el camino del hombre es el descubrimiento, pienso que Dios abdicó y que desde entonces Dios es el hombre.

[...]

Escribir para mí es como respirar. No podría vivir sin respirar y no podría vivir sin escribir."


Fragmentos de Pablo Neruda (1904–1973) (1971)


"Se habla mucho de que usted es inmensamente rico.

Lo que gano -el editor lo sabe, que es el que hace mucho tiempo tiene los derechos de toda mi obra- es una suma bastante modesta, pero que me alcanza para vivir. De lo demás, todo se ha ido por mis manos comprando mis libros y comprando, de cuando en cuando, un mascarón de proa; no recibo rentas de ningún arriendo, no poseo acciones de ninguna parte, no tengo fortuna, no guardo depósitos en grandes bancos. En resumen, tengo lo que recibo de mi trabajo, eso es todo. Si esto suscita las simpatías de alguien, será de una persona que trabaje. Si esto suscita la envidia de otros, es, en general, de los que no trabajan. Entonces vamos a cerrar las compuertas de la maledicencia, del chisme sobre éste, sobre aquél, sobre mí y sobre los demás.

[...]

¿Se definiría usted a sí mismo como una persona tímida?

Yo creo que sí, comadre, también tengo ese sentimiento de pobre de nacimiento en los grandes restaurantes, en las grandes recepciones, en palacios o embajadas, o en grandes hoteles. Me parece que, de repente, van a notar que estoy de más allí y me van a decir: “Usted qué está haciendo aquí, por qué no se va”. Siempre he tenido ese sentimiento -que no era desagradable- de no pertenecer a tal cosa, a tal grupo. Y en realidad es así, no pertenezco.


Fragmentos de "Pueblerino de América" (1973)


Poemas 15 y 20 de 20 poemas de amor y una canción desesperada recitados por Pablo Neruda:





Versión en Tango del poema 15, por Adriana Varela:






Últimas noticias sobre el fallecimiento del poeta, ¿cáncer o asesinato? Al parecer, lo segundo:

Iván Fiódorovich

"Él es de los que no necesitan millones, sino poner en claro sus pensamientos"

Prisa

En una entrevista de Buenafuente a Eduard Punset, este último relató un experimento realizado a niños.

Un adulto dejaba una chuchería sobre una mesa y le decía a un niño que no debía comérsela durante su ausencia y que, si no lo hacía, recibiría dos chucherías a su vuelta como recompensa. Algunos niños no pudieron resistir la tentación. Tras 40 años de seguimiento, los niños que habían esperado hasta la llegada del adulto sin comerse la chuchería habían obtenido mejores resultados escolares y laborales, y se consideraban felices.

Esto viene a confirmar mi teoría sobre que la gente más estúpida es la que siempre tiene prisa. Aunque creo que es simplemente porque en el tiempo que transcurre desde el punto A al punto B sólo se piensa en el tiempo que falta para llegar, siendo esos pequeños momentos de viaje, mayoritarimente en soledad, las pequeñas dosis de búsqueda que necesitamos para encontrarnos en un punto concreto, y no sólo en una línea de metro.