Intento sacarte de las fotografías,
rozar tus labios de papel en busca de caricias,
arrancarle el alma al color de la sonrisa
sin más logro que escurrir las pupilas.
Tiro y tiro del cian hacia las esquinas
y el amarillo y el magenta se estriñen de envidia,
así dejo tu cuerpo vestido de amanecer
con un mar envolviéndote en fantasías.
Te levanto, delgada, cuadriculada,
mantienes tu mueca de niña encantada;
busco tras el revés tu espalda descubierta
pero era tan perfecta que no pudo ser dibujada.
Te hablo casi tanto como a la almohada,
pero tú no dices nada, sólo sonríes en blanco y negro,
da igual que esté nublado o el cielo sea cielo,
tú sigues siendo la princesa atrapada en el cuento.
Intento sacarte de las fotografías,
rozar tus labios de papel en busca de caricias,
ahora es cuando el torbellino de desdichas me grita:
¡idiota! Tú deberías haber estado frente a la cámara.
De amor, ya sabes cuál es mi favorita.