lunes, 14 de octubre de 2013

14 de octubre


No soy rico, más bien pobre. Pobre que no indigente, que no sin techo, que no sin plato de comida al día. Soy pobre post-ambiciones, un pobre licenciado pre-trabajador asalariado. Pobre sin responsabilidades de rico, o padre, o huérfano. Pobre sin más, con lo justo.

Aunque yo siga pasando por los días sin pena ni gloria, los días pasan por mi pobreza inexorablemente, y ello, como parte de la definición de "economía" requiere de la correcta gestión de la escasez. A veces no tener simplifica, otras reorganiza.

Tengo que gastarme dinero en tres cosas

1. Acta Verbum
2. Segundo libro de poesía
3. Liga de baloncesto

Los importes son similares, 35 euros (tres meses), alrededor de 50 y 20 respectivamente. Pero no se puede pagar todo este mes, o mejor dicho, no me lo pueden pagar todo este mes. Así que, como la semana que viene empieza la liga de baloncesto (que no pensaba apuntarme), ya está hecho...

Si no pago la web me la dan de baja. No pierdo los datos pero son días sin cambio, ni visitas ni probabilidad de ingreso. Aunque respecto a lo último, un 0,2% tampoco es que sea una probabilidad por la que apostarlo todo.

El segundo libro ya está maquetado, sólo me queda leerlo y grabarlo y hacer un plaf! en todo el prólogo y listo. Lo bueno es que no corre demasiada prisa y el plazo para presentarlo en el depósito, el 19 de noviembre, es prorrogable (aunque también hay que contar con 15 días desde que pida el libro).

Así que mi teoría es pagar el baloncesto y acta verbum, seguir trabajando y cuando publique el libro, al menos ganar otros 35 euros para los siguientes tres meses del periódico digital. Quizás ya para entonces los ingresos por publicidad puedan sacarme de pobre; dejarme sin el mismo tiempo y con argumentos que no sobrepasen el techo de gasto.