No puedo más... estoy realmente agotado... No pensaba que sería tan complicado esto de tomárselo en serio... Llevo 5 horas para apenas 29 páginas...
La cosa es que no es sólo elegirlas, me he dado cuenta de que hay un montón de poesías que podía mejorar, de hecho, no paso a la siguiente hasta que la recito y suena bien... También soy consciente de que eso de la rima consonante y asonante ha perdido un poco de sentido para mí, y ahora mismo no sé si para bien... no me imagino contando sílabas con los dedos (infinitas veces), quizás otro lustro... Aunque también me estoy dando cuenta de que sólo las estoy maquillando, desempolvándolas un poco, desenterrando su esencia y al mismo tiempo adentrándome un poco más en ellas, en mí; y es sobre todo esto último lo agotador... el maniobrar con poesías escritas hace ya bastante tiempo no deja mucho margen a la memoria y la lectura es casi un ejercicio de reescritura, un en qué estaría yo pensando cuando escribí esto... No sé si eso significa escribir bien pero, por suerte, hay una cuantas que puedo descifrar y simplificarlas en su forma sin restarles significado, aclarar la dirección de los vientos que espero hagan navegar a este barquito de papel en que se está convirtiendo esta utopía.
Por otra parte, tengo que prepararme una presentación de una hora sobre el guión para la próxima clase, otra (de sólo cinco minutitos) sobre los programas de divulgación científica en televisión, publicar tres entradas sobre el terremoto de Chile que caerán en breve, organizarlo todo para grabar un corto la semana que viene (de sólo 90 segundos pero bastante complicado), escribir un artículo literario de entre 500 y 800 palabras (en teoría valdría cualquiera del blog, ya veremos cómo llego de tiempo, aunque me gustaría hacerlo por el simple placer de escribir -no lo hice-), estudiar para el examen de Producción televisiva, la asignatura a la que nunca he ido porque me coincide con las clases, del próximo jueves (parece que no será demasiado difícil, bueno, eso espero...), intentar terminar el fanzine de 16 páginas que estoy haciendo con un buen amigo (por suerte no depende tanto de nosotros ahora mismo -tampoco lo hicimos-), comprarme una camiseta con el número 3 para jugar al baloncesto (que llevo un siglo sin ir a los partidos -encontré la mía en El Ejido pero dejé de jugar en el equipo-) y seguir investigando en la universidad yo que sé de qué ya... y llamar a mis padres, que los echo de menos.
Ufff! Cualquiera se enamora... menos mal que no tengo que proponérmelo, o así ha sido siempre.
Mañana continuaré con el libro e intentaré hacer algo más, pero creo que empezaré por el final... que si no mis padres se van a asustar.