"Tengo un proyecto: volverme loco."
(Carta de Fiódor M. Dostoyevski a su hermano Mijaíl)
lunes, 26 de octubre de 2009
Cima
La cima está sobrevalorada. Lo dice uno con vértigo posicional benigno.
Unos creen que es ese lugar en el que sólo se puede descender, en el que no queda nada más arriba y el descenso (casi siempre ejemplificado en caída) es cuestión de tiempo.
Otros, sin embargo, opinan que es ese lugar en el que podemos divisar todo el camino recorrido hasta el ahora, el que a menudo parece ser tan único, tan andado por primera vez. Desde nuestro último paso pasando por aquel último beso, aquel primer trabajo, aquel último examen, aquel primer amor, aquel delantal impoluto de mamá y sus infinitamente largos brazos en alza y su voz gritando ¡niño bájate de la mesa!
Nadie se dio cuenta, pero lo único que quería eran las galletas.
Unos creen que es ese lugar en el que sólo se puede descender, en el que no queda nada más arriba y el descenso (casi siempre ejemplificado en caída) es cuestión de tiempo.
Otros, sin embargo, opinan que es ese lugar en el que podemos divisar todo el camino recorrido hasta el ahora, el que a menudo parece ser tan único, tan andado por primera vez. Desde nuestro último paso pasando por aquel último beso, aquel primer trabajo, aquel último examen, aquel primer amor, aquel delantal impoluto de mamá y sus infinitamente largos brazos en alza y su voz gritando ¡niño bájate de la mesa!
Nadie se dio cuenta, pero lo único que quería eran las galletas.
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