viernes, 1 de octubre de 2010

Rebote

Undécimo rebote

Construyo el poema como una máquina que imprime el movimiento.

Duodécimo rebote

Pongo en escena la poesía en el teatro de la Historia.

Decimotercer rebote

Las reglas que uno se da a sí mismo, una métrica que se inventa sobre la marcha, permiten a la vez dejar libre curso a la velocidad de escritura y, por tanto, a lo inconsciente, y dominar, retomar con la otra mano lo que no sería sin eso más que una vulgar escritura autómatica a la manera de los surrealistas.

La escritura es un trabajo de funámbulo. En todo momento hay riesgo de caer. Hay que atreverse sin red en donde levantarse. Es lo que llamo un desarrollo-patinazo.

Decimocuarto rebote.

Recorto y desplazo bloques de palabras erigidos como rascacielos. Despliego, repliego, descoso y recoso las imágenes. Multiplico el sentido y quiero agotarlo, darle la vuelta como a un guante. Deconstruyo y reconstruyo sin cansarme, como el niño con un movimiento de la mano su juego de construcción.

Decimoquinto rebote

Compongo andando hacia atrás, escribo a contrapelo.

Decimosexto rebote

La poesía no está agotada. Ha de ser como el amor, reinventada siempre.


Jean Ristat, poeta y ensayista.

Extraído de ¿Qué puede la poesía?

(recoge tres intensos días hablando de poesía y escuchando a los poetas recitar sus versos. José Hierro, Felipe Juaristi y César Antonio Molina intercambiaron experiencias con Jean-Michel Maulpoixv (.pdf), Christian Prigent (.pdf) y Jean Ristat) Está en mi lista.