domingo, 28 de agosto de 2011

Marcapáginas

Antes de que pudiera evitarlo, se enamoró. Encontró un corazón fértil para encontrarse a sí mismo y decidió enraizarse en cada centímetro de su piel. Seguía su voz a todas partes, alternaba llamadas de visita y desapariciones con afán de sorpresa. Un día, dejaron de aparecer brotes nuevos mientras el tallo seguía endureciéndose, ancho y marrón inflexible. Su humildad tocó techo en mitad de una nube subterránea, desfalleció persiguiendo al viento después de tanto tiempo vestido de invierno para resguardar las semillas de su primavera. Llovió distancias durante meses, hasta desaparecer la sombra de sí mismos para esconderse las inseguridades. No quedaron hojas secas, sólo charcos en mitad de un desierto arrastrado por corrientes ajenas a los cimientos originarios. De esos que nunca vuelven a repetirse por formar parte del pie de página de una infancia que no supo terminar a tiempo.



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Inercia



(Vía 100fuegos)

Este número de Cirque du Soleil me ha dejado con las piernas temblando. No es sólo una cuestión de vértigo, que sobrevalora cualquier altura superior a un par de metros; es que parece una evasión de las propias leyes de la física.

El funcionamiento es sencillo; al caminar hacia la derecha en el interior de uno de los dos tambores de lavadora, el movimiento pendular aumenta su fuerza en el sentido contrario, hasta que la inercia permite mantenerlo girando sin prácticamente esfuerzo (o eso parece). Mientras, en el interior, los cuerpos se separan y adhieren en función de las fuerzas de inercia: centrífuga y centrípeta, y la gravedad, que llega a dejar suspendidos a los acróbatas en el aire.

Una auténtica maravilla.


Fuerza centrífuga:



Fuerza centrípeta:




De pequeño me encantaba este programa. :)