(Gracias Jorge)
Todos hemos coleccionado algo. En mi caso, cromos de la liga, monedas, llaveros, bolsas de plástico,... aunque llegó un momento en el que era una carrera infinita, especialmente cuando incluía bolsas de supermercado. Todas duermen en cajas.
Pero lo de este chico con Harry Potter es demasiado, su casa es una caja-museo digna de la mismísima J.K. Rowling, cuya firma, como no podía ser de otro modo, lleva tatuada en el brazo. A esta chica le parece un héroe, y no es de extrañar que alguien que casi cualquiera podría definir como un friki, sea en el fondo un experto de algo que consideramos estúpido. Ahora que lo pienso, quizás no sea para tanto, ¿qué hay más forofo que tatuarse la camiseta de su equipo?
Es curioso, en este caso, los intérpretes de la saga lo llevan como pueden...