viernes, 4 de marzo de 2016

Picaresca teatral en el siglo de Oro


"RÍOS: Habéis de saber, señores, que hay ocho maneras de compañías y representantes, y todas diferentes.

SOLANO: Y llámanse: bululú, ñaque, gangarilla, cambaleo, garnacha, bojiganga, farándula y compañía.

[...]

SOLANO: Ah, sí... En las compañías hay todo género de gasarapas y baratijas. Hay gente muy discreta, hombres muy estimados, personas bien nacidas y aun mujeres muy honradas..., que donde hay mucho, es fuerza que haya de todo. Traen cincuenta comedias, trescientas arrobas de hato, diez y seis personas que representan, treinta que comen, uno que cobra y ¡Dios sabe el que hurta! Son sus sus trabajos excesivos por tener tantos papeles que estudiar, ensayos tan continuos y gustos tan diversos... ¡Farándula!

RÍOS: Farándula es víspera de compañía. Traen tres mujeres, ocho o diez comedias, dos arcas de hato y caminan en mulos de arrieros y a veces en carros. Entran en buenos pueblos, tienen buenos vestidos, con plumas en el sombrero; comen apartados, hacen fiestas de Corpus a doscientos ducados y viven contentos... Digo, los que no son enamoradizos, porque los hay que enamoran por debajo de los sombreros... ¡Bojiganga!

SOLANO: En la bojiganga van dos mujeres y un muchacho y seis o siete compañeros. Éstos traen seis comedias, tres o cuatro autos, cinco entremeses y dos arcas: una con el hato de la comedia y otra de las mujeres. Comen bien, duermen todos en cuatro camas, representan de noche y las fiestas de día; cenan las más veces ensalada, porque como acaban tarde la comedia, hallan siempre la cena fría. Son muy dados a dormir de camino debajo de las chimeneas, por si acaso están entapizadas de morcillas.

[...]

RÍOS. (Con forzada vivacidad): Garnacha son cinco o seis hombres, una mujer que hace la dama primera y un muchacho la segunda. Llevan un arca con dos sayos, una ropa, tres pellicos, barbas y cabelleras y algún vestido de mujer. Éstos traen cuatro comedias, tres autos y otros tantos entremeses. El arca en un pollino, la mujer a las ancas, gruñendo, y todos los compañeros detrás, arreando. Están ocho días en un pueblo, duermen cuatro en una cama, tienen vino por adarmes, la carne por onzas, el pan por libras y el hambre por arrobas... ¡Cambaleo!

SOLANO: Cambaleo es una mujer que canta y cinco hombres que lloran. Traen ya sólo una comedia, dos autos, tres o cuatro entremeses y un lío de ropa que lo puede llevar una araña. A ratos llevan a la mujer a cuestas y a ratos en silla de manos... como hicimos éste y o cuando nos juntamos con Martinazos... (A Ríos) ¿Te acuerdas?

RÍOS: Y tanto que me acuerdo...

SOLANO: Representan en los cortijos por una hogaza de pan, un racimo de uvas y una olla de berzas. Pero en los pueblos cobran a seis maravedíes, pedazo de longaniza y lo que les venga. Están en los lugares cuatro o seis días, alquilan una cama para la mujer y, para los demás, el pajar es su habitación eterna... ¡Gangarilla!

RÍOS: En la gangarilla van tres o cuatro hombres, uno que sabe tocar y un muchacho que hace la dama. Hacen el auto de La oveja perdida y dos entremeses de bobo, tienen barba y cabellera, buscan saya y toca prestadas, y algunas veces se olvidan de devolverlas. Cobran a cuarto, pedazo de pan, huevo, sardinas y todo género de zandajas. Cuando pueden, comen asado y`beben su trago de vino. Duermen en el suelo, caminan a menudo, representan en cualquier cortijo y siempre llevan los brazos cruzados, porque jamás cae capa sobre sus hombros...

[...]

SOLANO: ¡Cierto! Lo había olvidado... (Por la comida.) Sigue tú con esto. (Se incorpora y prosigue su actuación mientras Ríos corta y prepara los alimentos y los mezcla en el cuenco.) Ñaque... Ñaque es dos hombres que no llevan sino una barba de zamarro, tocan el tamborino y cobran a ochavo. Éstos hacen un poco de un auto, un entremés y dicen unas octavas y dos o tres loas. Viven contentos, duermen vestidos, caminan desnudos, comen hambrientos, espúlganse en verano entre los trigos y, en el invierno, no sienten con el frío los piojos...

[...]

RÍOS (A Solano): Es inútil... Dejémoslo estar... Acabemos de una vez... (Adopta como puede una postura histriónica y, venciendo su amargura, recita.) El Bululú es un representante solo que camina a pie y pasa su camino, y entra en un pueblo, habla con el cura y le dice que sabe una comedia y alguna loa; que junte al barbero y al sacristán y se la dirá, porque le den alguna cosa para pasar adelante. Y se juntan éstos y alguna gentecilla más en una casa, y él se sube sobre un arca y va diciendo: "Agora sale la dama y dice esto y esto...". Y así va representando él solo, y el cura pidiendo limosna en un sombrero... Y junta cuatro o cinco cuartos, algún pedazo de pan y escudilla de caldo que le da el cura y con esto sigue su estrella y prosigue su camino hasta que halla remedio, el Bululú..."


Fragmentos extraídos de Ñaque o de piojos y actores, de José Sanchís Sinisterra

Nota: Lo mejor de la obra puede encontrarse en las elipsis