Una objeción. Hay tres "tipos" de alimentos transgénicos. O mejor dicho, se pueden desarrollar a tres niveles:
- mayor producción,
- adaptarlos a las cadenas de producción para abaratar costes (razón por la cual la lechuga iceberg está ganando terreno a la lechuga romana; por no mencionar sus más de 1.000 géneros y 20.000 especies), o
- la mejora de sus características, que sirvan como vacuna, por ejemplo.
En Estados Unidos, empresas como Monsanto (ya en España); y en Europa, Bayer; poseen la patente de una planta, un ser vivo, una cosecha. La receta en ambos casos es la misma, una semilla que sólo obtiene resultados con su pesticida y un pesticida que deja el suelo tan árido que sólo pueda plantarse su semilla (patentada). Tendencia: monopolio alimentario.
Ahora bien, los transgénicos no son malos por definición, ni propiedad registrada.
"Científicos del Instituto Federal Suizo de Tecnología y de la Universidad de Friburgo (Alemania), han creado una variedad transgénica de arroz que permitirá reducir la carencia de vitamina A que sufren los habitantes de grandes zonas de Asia, y que provoca ceguera.
Como su objetivo era ayudar a la gente que padece esta carencia, han cedido los derechos de manera gratuita para los agricultores de los países pobres. Se llama arroz dorado (golden rice), debido a que lleva beta-caroteno, la sustancia que le da su color a la zanahora y que se transforma en vitamina A al ser procesada por el orgnanismo.
Su desarrollo ha exigido seis años de investigación y actualmente se distribuye de forma subvencionada para popularizar su utilización, mediante una fundación benéfica que gestiona su comercialización a todas las explotaciones agrarias cuyo beneficio anual no excesa de 10.000 dólares. Ello ha sido posible gracias a que las instituciones y empresas que han participado en su desarrollo han cedido sus derechos de patente."
Fragmento de Los alimentos en píldoras
Con esta fiebre de la propiedad intelectual, el primero que descubre una variedad genética se la queda. Así, volviendo a citar la píldora anterior, "Jun Yu, del Instituto de Genómica de Pekín, ha secuenciado la subespecie indica, que crece en China y gran parte de Asia, y Stephen Goff, de la empresa Syngenta, la subespecie japónica, que crece en Japón y en otras regiones templadas.
Syngenta es una multinacional suiza que cotiza en Wall Street (SYT) y la Bolsa Suiza (SYNN), una de las primeras en fitosanitarios y tercera en el mercado de semillas de alto rendimiento, líder en Argentina.
El problema sigue en el mismo sitio de siempre, cuando es el beneficio económico lo que prima sobre todo lo demás... y los accionistas no responden a nuestra misma ética. Y no se considera a los directivos jurídicamente responsables.
Mientras tanto, el consumidor sigue y seguirá mandando. ¿Y la información? Si tenemos en cuenta los costes de las investigaciones en biotecnología, se cumple la norma de cuanto más tengo, más quiero. La mayoría de los estudios están bajo patentes de grandes laboratorios-empresa. Esto explica por qué la mayoría no son accesibles libremente.