Después de leer este artículo sobre
Historia de la música y derechos de autor, publicado por un admirado profesor, bastante similar al recientemente publicado sobre la
Piratería Editorial y muy relacionado con la
Ley Sinde; puedo decir lo
que aterroriza en sobremanera a la industria del periodismo:
La lucha abierta por la
calidad
Tienen miedo a estar en igualdad de condiciones. La revolución digital que ha supuesto Internet les ha colocado en el mismo escalón que cualquier ciudadano con una pasión. Un periodista puede grabar un vídeo con el móvil, publicarlo al instante, compartirlo a través de redes sociales, recibir reacciones del público y dinero del anunciante. Desde cualquier parte en cualquier momento para todos. Por ahora no es tan fácil vivir así, pero estoy convencido de que será así una vez se haya extendido el uso de internet a toda la población. Es una fuente de conocimiento (y de información).
En la música, es cierto que hoy por hoy la calidad de un estudio de grabación es inigualable, pero señores, siempre habrá músicos, y vivimos en el futuro. Ya se pueden grabar canciones desde casa, por pistas, a una calidad capaz de superar lo decente. La informática cada vez lo hará más fácil,
una habitación bien preparada pondrá el resto. Tú podrías tener un vecino dedicándose a eso en su tiempo libre, hablando por teléfono con el guitarrista que le pasa sus partes desde Japón. Y nada como el directo...
Sin embargo, es un terror de idiotas. No pueden tener miedo a la calidad porque ellos la tienen.
La industria es selectiva, es especializada; TVE, Antena 3, Telecinco, La Sexta y Cuatro tienen los cámaras, periodistas, iluminadores,... mejor preparados, porque son profesionales. Ese trabajo es su práctica diaria.
Hoy por hoy, es la responsabilidad y riesgo de la industria el seleccionar a aquellos que sobresalen en internet, ya sea por su experiencia o expresión. Internet es un escaparate de lo que uno hace con su tiempo cuando nadie le manda.
Google paga un 25% de la jornada laboral a sus empleados por dedicarse a proyectos individuales. Tienen la mejor infraestructura y capacidad de inversión,
sólo necesitan talento.
Con la industria musical igual, si están ahí es porque algo tienen. Habrá muchos autores que caigan, pero no por la piratería, sino por no darles a sus auténticos seguidores la posibilidad de apoyarles económicamente. O al menos, no lo suficiente para mantenerlos en macroescenarios. Pero la gente sigue (y creo que seguirá) estando orgullosa de la camiseta de aquel grupazo. Los anteriores serán sustituidos por otros grupos MEJORES que podrán, o no, haber surgido de su garaje.
Sólo tienen que
apasionarse hasta límites insospechados. El único riesgo es que esa gran empresa caiga, pero habría sido por malas decisiones empresariales. A nadie le gusta que cierren una cadena de informativos (
CNN+), mucho menos para sustituirla por el Canal 24 horas de Gran Hermano.
Ellos parten con ventaja. El usuario/consumidor/pueblo decide.