martes, 15 de febrero de 2011

Real Translator

real translator, traductor tiempo real
(Vía Ounae)

Tengo que aprender inglés. Es una realidad que no alcanzo. En abril pasaré una semana en Valencia, por eso de las becas de inmersión de inglés de la UIMP. Algo aprenderé, digo yo... pero en el examen de acceso saqué un 4,6... y no sé... yo pensaba que no me me había salido tan mal :S

Espero que para abril se halla extendido el uso de este concepto (queda lejos su invención todavía): Real Translator, un traductor de voz a tiempo real. Conceptualizado por Samsung, interpreta la voz y hace la traducción que muestra por escrito en su pantalla AMOLED transparente de dos caras (recuerda al grafeno). Esta pantalla transparente nos permite igualmente mantener el contacto visual con la otra persona, a la vez que leemos sus palabras traducidas a nuestro idioma.

Esperemos que no tarden mucho en desarrollar una aplicación para smartphone, justo lo que tarde en conseguir uno... :)

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Actualización 16/9/11 - 19:02

Hasta ahora era un concepto, una idea aún sin explotar. Ya están apareciendo aplicaciones en este sentido, aunque todavía parece pronto para hablar de un traductor de calidad, ya se puede hablar de duelo entre aplicaciones:

Una opción es Word Lens, una aplicación de pago para iphone (Apple):




y otra Cam translator, para android (Google):





Desde China, Tencent lanzó ayer una aplicación con el mismo objetivo: QQ Hui Yan (algo así como "ojo inteligente"), disponible para iphone y android aunque por ahora sólo puede traducir del inglés, francés y alemán al chino y viceversa.


Todas estas aplicaciones están basadas en la tecnología de la realidad aumentada. La cámara del móvil (smartphones) reconoce los distintos objetos de la realidad y les aporta capas más de información en la pantalla. Algo así como lo que veía Vegeta al poco tiempo de llegar a nuestro planeta.



¿Conoces alguna más?

Privilegio




"Buenas noches. El día de hoy ha llegado porque hace 25 años, doce profesionales de nuestro cine, en medio de una crisis tan grave como la nuestra, caminaron juntos a pesar de sus diferencias. Quiero empezar este discurso felicitando a los fundadores de la Academia.

No sólo ellos, sino todos los que me han precedido en esta institución, vicepresidentes, miembros de las juntas directivas y el conjunto de los académicos, nos han traído esta noche aquí, al Teatro Real, para celebrar el 25º aniversario de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas y la existencia misma de los premios Goya. A todos, muchísimas gracias.

Puede parecer que llegamos a este día separados, con puntos de vista diferentes en temas fundamentales. Es el resultado de la lucha de cada uno por sus convicciones. Y nada más. Porque en realidad, todos estamos en lo mismo, que es la defensa del cine. Quiero por ello felicitar y agradecer a todos los que estáis aquí, por caminar juntos en la diferencia, y hasta en la divergencia.

Hacemos mucho ruido, pero es que esta vez, hay muchas nueces. El choque de posturas es siempre aparatoso y tras él surge una nube de humo que impide ver con claridad. Pero la discusión no es en vano, no es frívola y no es precipitada.

No podemos olvidar lo más importante, el meollo del asunto. Somos parte de un Todo y no somos nadie sin ese todo. Una película no es película hasta que alguien se sienta delante y la ve. La esencia del cine se define por dos conceptos: una pantalla, y una gente que la disfruta. Sin público esto no tiene sentido. No podemos olvidar eso jamás.

Dicen que he provocado una crisis. Crisis, en griego, significa "cambio". Y el cambio es acción. Estamos en un punto de no retorno y es el momento de actuar. No hay marcha atrás. De las decisiones que se tomen ahora dependerá todo. Nada de lo que valía antes, vale ya. Las reglas del juego han cambiado.

Hace 25 años, quienes se dedicaban a nuestro oficio jamás hubieran imaginado que algo llamado Internet revolucionaría el mercado del cine de esta forma y que el que se vieran o no nuestras películas no iba a ser sólo cuestión de llevar al público a las salas.

Intenet no es el futuro, como algunos creen. Internet es el presente. Internet es la manera de comunicarse, de compartir información, entretenimiento y cultura que utilizan cientos de millones de personas. Internet es parte de nuestras vidas y la nueva ventana que nos abre la mente al mundo. A los internautas no les gusta que les llamen así. Ellos son ciudadanos, son sencillamente gente, son nuestro público.

Ese público que hemos perdido, no va al cine porque está delante de una pantalla de ordenador. Quiero decir claramente que no tenemos miedo a internet, porque internet es, precisamente, la slavación de nuestro cine.

Sólo ganaremos al futuro si somos nosotros los que cambiamos, los que innovamos, adelantándonos con propuestas imaginativas, creativas, aportando un nuevo modelo de mercado que tenga en cuenta a todos los implicados: autores, productores, distribuidores, exhibidores, páginas web, servidores, y usuarios. Se necesita una crisis, un cambio, para poder avanzar hacia un nueva manera de entender el negocio del cine.

Tenemos que pensar en nuestros derechos, por supuesto, pero no olvidar nunca nuestras obligaciones. Tenemos una responsabilidad para con el público. No se nos puede olvidar algo esencial: hacemos cine porque los ciudadanos Nos permiten hacerlo, y les debemos respeto, y agradecimiento.

Las películas de las que hablamos esta noche son la prueba de que en este país nos dejamos la piel trabajando. Sin embargo, el mismo esfuerzo o mayor hicieron tantas otras películas que no han llegado a los sobres de las candidaturas. Ellos tambien se merecen estar aqui, porque han trabajado igual de duro que nosotros.

Quiero despedirme en mi última gala como presidente, recordando a todos los candidatos a los Goya tan solo una cosa: qué más da ganar o perder si podemos hacer cine, trabajar en lo que más nos gusta. No hay nada mejor que sentirse libre creando, y compartir esa alegría con los demás. Somos cineastas, contamos historias, creamos mundos para que el espectador viva en ellos. Somos más de 30.000 personas que tienen la inmensa suerte de vivir fabricando sueños. Tenemos que estar a la altura del privilegio que la sociedad nos ofrece.

Yo creo, con toda humildad, que si queremos que nos respeten, hay que respetar primero.

Y por último, me gustaría contarle algo al próximo Presidente de la academia, que ya me cae bien, sea quien sea: estos han sido los dos años más felices de mi vida. He conocido gente maravillosa de todos los sectores de la industria. He visto los problemas desde puntos de vista nuevos para mí, lo que me ha enriquecido y me ha hecho mejor de lo que era. He comprobado que trabajar para los demás es una experiencia extraordinaria por muy duro que resulte en un principio (y en un final), y sobre todo: han pasado 25 años muy buenos, pero nos quedan muchos más, y seguro que serán mejores.

Buenas noches."


(Vía El País)