Durante los seis primeros meses de 2011 aumenta la inversión publicitaria sólo en internet. Nacido en 1993, alcanza la mayoría de edad avalado por 170 millones de euros de inversión publicitaria en España (no olvidemos que un gran número de webs que visitamos no son españolas).
Donde más cae es en las televisiones autonómicas (21,9%), posiblemente a consecuencia del protagonismo perdido después de la mayor oferta de canales nacionales a través de la TDT, seguido del cine (12%). Los diarios impresos también han sufrido un duro golpe, ha descendido la inversión 61,6 millones de euros respecto al primer semestre del año anterior (11,7%), consecuencia de la sustitución del papel por la pantalla.
Si le preguntase a mi profesor de Estructura del Sistema Audiovisual (del curso pasado) por qué cae la inversión en el cine seguro que su respuesta es la piratería. La gente no va al cine, y claro, ¿para qué poner más anuncios allá donde nadie va?
En contraposición, según un estudio a la web de películas Kinoto.to (versión alemana de peliculasyonkis, cinetube, divxonline, etc.), los "piratas" son los mejores clientes (en español, en francés y en alemán). Con cuatro millones de visitas en 5 países, "según las autoridades germanas, (los propietarios de la web o proveedores del servicio, como prefiera llamárseles) podrían haber alcanzado 1.000.000 euros en tan sólo diez meses". Sin duda, un buen modelo de negocio por el que fueron arrestados. Si fue por ganar mucho de forma ilícita o por no compartir con las entidades de gestión su parte del botín, eso (probablemente) nunca lo sabremos.
En España, Teddy Bautista, presidente reelegido de la SGAE sigue de juicio acusado de apropiación indebida y la Ley Sinde empezará a aplicarse a partir de finales de verano. Propuesta por el PSOE, no habría sido aprobada sin el voto a favor de PP y Ciu, de ahí aquello de #nolesvotes. Y las elecciones se adelantan, al 20 de noviembre.
Hay un cierto rumor desatado que prevee que saldrá el PP; yo sigo pensando que el menos malo de los dos de siempre no los convierte a ninguno en bueno: los tres lo van a pagar caro por atentar de semejante forma contra, según la UNESCO, un derecho fundamental.
