viernes, 6 de julio de 2012

Futurístico

Después de ver un programazo de La Nube, el último de la primera temporada (de La 2, dicho sea de paso), tengo que contaros un secretillo.

El debate giraba en torno al futuro, a internet, los nuevos dispositivos y los cyborgs, es decir, si en el futuro las máquinas nos chuparán el cerebro. Es broma. Sólo hasta qué punto puede influir en las vidas de nuestros nietos, bisnietos... Todo depende de nuestra capacidad como especie interconectada.

Aún queda mucho para eso, todavía hay velocidades de 52 Kb y esas cosas... La brecha digital es una realidad. Internet tiene muchas velocidades, que al final son posibilidades de consumir un determinado tipo de formato: texto, imagen, vídeo,... Es una cuestión de peso.

El secreto es que el mejor invento que he visto en mi vida no existe. Es la máquina con la que enseñan a Neo en Matrix. Se descarga un programa y en unos segundos aprende a hacer cualquier cosa. Sólo tiene que existir el programa.

Enrique Dans hablaba sobre la memoria. Es un circuito nervioso constante. En el momento en el que hay una pérdida de energía en el circuito, olvidamos algo. El primer cyborg (orgulloso de serlo) tiene un dispositivo conectado al cerebro que estimula la zona auditiva en función de los colores que registra a través de una cámara. De esta forma, una maquinita estimula la zona del cerebro dedicada al oído, y "escucha" los colores, cada uno con una nota. Eso ya es programación.

La pregunta es si, a pocos días de demostrarse la existencia del bolsón de Higgs, el pegamento universal, descubriremos también una forma de conectar un disco duro externo a nuestra memoria natural, cerebral. Si podremos leer libros de forma automática, descárgandolos y aprenderlos al segundo.

¿Increíble, no les parece? Ahora viene la pregunta difícil. Si a cada niño nacido en el mundo se le descargara un programa nada más nacer, ¿lo considerarían real? ¿Y si fuera la Biblia? ¿O la Constitución? ¿O los Derechos del Hombre y el Ciudadano?

Ahí lo dejo.