martes, 4 de octubre de 2016

Labios


A cada rato

El sol de la timidez
me lame la nuca,
eriza las ideas
en atascado fluir del verbo,
lengua sin idioma,
paladar sin verso.

¿A qué sabe un poema?
¿De qué color son los sueños?

Blanco, amarillo, violeta
amargo, si no es compartido.

Sus labios... ¿A qué saben
con los míos? ¿Y los míos?

¿Acaso saben de sueños?

Me mojo los labios
y repito la jugada:

¿A qué saben sus labios con los míos?
¿Por qué sus labios?
¿Acaso con los suyos,
estos, serán más lúcidos,
menos míos?

Muérdete la lengua,
que sangre el idioma
sus sinónimos de jerga desarmada,
anegue a tragos tu ironía desencantada.

Sus labios son suyos,
y más suyos son los míos
cuando su baile
nombra los juncos pronunciados de brisa,
los suspiros de mariposa anhelante,
arrullo de melodía vespertina,

creo en los labios
en la fortaleza de los suyos;
mis besos, se los guardo.
Sus besos: los entregue a cada rato.