domingo, 15 de septiembre de 2013

Así ha de ser cuando la bese



Así ha de ser cuando la bese

Así ha de ser cuando la bese,
ha de ser descalzos sobre el tiempo,
luz rebotando en dos espejos.

Las manos cuatro guías, con los dedos
hundidos con la intensidad rítmica
del trigo regado por el mediodía.

Los pies entre sus pasos, con los dedos
perdidos en la planta suave de su figura,
en la huella cálida de su sonrisa.

Así ha de ser los días de lluvia intensa
o ventanas de arruga. El amor en su órbita desnuda
coloreando el universo a cámara lenta.





SpNt2005 – 12/9/13

Experimento:

1. Escoge una poesía, tu favorita o una al azar
2. Léela
3. Intenta relacionar el final con la primera frase
4. Copia la primera frase
5. Escribe una poesía sobre una primera frase, tu favorita o al azar
6. Sorpréndete del final

Salomón de la Selva


De El soldado desconocido (1922)

Carga a la bayoneta

Así ha de ser cuando la bese.
Quienes se han abstenido de besar,
anhelando sólo labios que están lejos,
y al fin besan esos labios a sus anchas
-con todo el cuerpo,
estirando los músculos,
apretando los brazos-,
comprenderán cuánto puede esta locura.

Se aparta de la carne el intelecto
llevándose consigo
la eterna castidad de la conciencia.
Y uno se pregunta de sí mismo:
"¿Soy ése yo? ¿Por qué estará tan pálido?
¡Mírenlo cómo va desaforado!
Si lo matan ni siquiera va a sentirlo.
La lujuria lo embriaga.
¡Yo soy otro!...".

Y jadeante después, al ver la sangre,
todo uno se acobarda como cuando
la novia llora si la besamos mucho.
Y se queda uno esperando
a que alguien venga a decirnos qué hemos hecho.
Y quiere uno estar desnudo
para buscarse heridas en el cuerpo.









"Esencia del intelectual es trabajar para todos. Como el sol, que para todos alumbra y que no puede sindicalizarse, menos ser reaccionario. Como el sol, que si dejara de alumbrar dejaría de ser sol. Como el viento, que si deja de soplar deja de ser; como el viento, que para todos sopla, lo mismo que para el marinero que lo recoge en las velas que para el molinero, que para el niño que encubre papalotes. Para los productos del intelectual no hay mercado, porque no se venden: se dan. El intelectual es el único que para todos trabaja, el único que da."

[...]

"A mí me es indiferente el trabajo de los sastres de Escocia, de los albañiles de Roma, de los hilanderos de Calcuta; pero las teorías de Einstein, los descubrimientos de Madame Curie, las novelas de Tolstoy, la poesía de Tagore, los estudios sobre arte y religión de Jane Harrison, los juicios sobre el desarrollo de las civilizaciones de Oswald Spengler, la doctrina de Gandhi, el evangelio de Lenin, la música de Mariano Torroba, la expresión de fe de Papini, las opiniones de Adolfo Salazar, las comedias de Don Ramón del Valle Inclán —todo esto sí tiene que ver conmigo. Todo esto ha sido hecho para cada hombre y para cada mujer, todo esto puedo hacerlo mío sin restarle nada a nadie."