jueves, 25 de septiembre de 2014

Mahabarata


Los hijos de Dhritarashtra

Sauti continuó:

Dhritarashtra esperaba convertirse en padre de cien hijos; Vyasa lo había predicho antes incluso de su nacimiento. Por su parte, Gandhari, su fiel esposa, había recibido el raro favor de concebir cien hijos.

El rey Janamejaya interrumpió el canto del brahmán Vaishampayana:
- ¿De verdad es posible que un mujer dé a luz a cien hijos? ¡Y es sabido que Gandhari fue madre una sola vez!
Vayshampayana contestó así...

Gandhari, embarazada desde hacía dos años, seguía esperando el tiempo de su alumbramiento. Cuando se enteró de que su cuñada Kunti, la primera esposa de Pandu, acababa de traer al mundo a Yudhishtira, su primer hijo, montó en cólera y se puso a golpearse el vientre con los puños. Al punto se hicieron sentir los dolores del parto; pero, en lugar de un niño, Gandhari dio a luz a una bola de carne redonda y dura. La corte real se llenó de asombro: ¿eso eran los cien hijos prometidos?
Gandhari se fue corriendo a buscar a Vyasa.
- No debes preocuparte -la tranquilizó el sabio-; lo que tienes que hacer es traerme cien ollas llenas de mantequilla fundida.
Cuando tuvo ante él las ollas, el sabio dividió la bola de carne en cien trozos del grosor de un pulgar y puso uno en cada olla.
- Esto es lo que se refiere a tus cien hijos –explicó a Gandhari-. Todavía me queda un trozo. ¿A qué quieres destinarlo?
- Me gustaría tener una hija -respondió, con aliento entrecortado Gandhari, que, al ver al sabio tan seguro de sí mismo, se lo esperaba todo.
Vyasa echó, pues, ese último trozo en una olla suplementaria. Luego prescribió a Gandhari que cubriera las ciento una ollas y las depositara en un lugar oculto, en la oscuridad, durante dos años, sin mirar nunca lo que había dentro. Ella lo cumplió exactamente.
Dos años después apareció el primer nacido, que fue Duryodhana. El primer hijo de Dhritarashtra era, por tanto, dos años más joven que su primo Yudhishthira, y tenía más o menos la edad del segundo hijo de Kunti, Bhimasena.
Cuentan que Duryodhana, cuando nació, en vez de gritar como los demás niños, se puso a rebuznar como un asno. Los chacales, los buitres y los asnos comenzaron entonces a chillar, a graznar y a rebuznar; soplaron vientos secos en rachas que esparcían violentas llamaradas. Preocupado, Dhritarashtra decidió reunir en consejo a Bhishma, a Vidura y a unos sabios brahmanes versados en las Escrituras, a sus consejeros íntimos y a sus astrólogos, y les preguntó:

     Yudhishthira, el primogénito de Pandu y de Kunti,
     subirá al trono de los Bharata;
     Yo reconozco solemnemente su derecho.

     Pero Duryodhana, mi hijo que acaba de nacer,
     ¿no será nunca rey?

En el momento en que pronunciaba estas palabras, se oían aún con más fuerza los lúgubres aullidos de los chacales y de otros animales carroñeros. Prestando oído a estos siniestros presagios, la asamblea se expresó mediante la voz del sabio Vidura:

     Estos signos, oh rey, que han surgido
     cuando tu primer hijo viene al mundo,
     son de muy mal augurio.

     Todo hace presagiar que este hijo
     destruirá tu dinastía.
     ¡Oh, rey, no lo reconozcas!

     Si lo conservas entre nosotros,
     una catástrofe amenaza.
     Te quedan otros noventa y nueve.
     ¡Oh, rey, no lo reconozcas!

     Pues se ha dicho:
     “para salvar a una familia, más vale sacrificar
     a uno de sus miembros;
     para salvar a una aldea, sacrificar una familia;
     para salvar al país, sacrificar a una aldea;
     para salvar la propia alma, más vale renunciar
     al mundo entero”.

Por desgracia, Dhritarashtra no siguió en absoluto el inmediato consejo de Vidura y de sus otros consejeros. Estaba demasiado apegado a su hijo.

Al nacimiento de Duryodhana siguieron los de sus noventa y nueve hermanos, que salieron de su olla, uno por uno, en el espacio de un mes. Finalmente, del recipiente número ciento uno surgió la hija prometida. Así se respetó la palabra de Vyasa y se cumplieron los deseos de Gandhari.


Fragmento extraído de El Mahabharata (versión abreviada de la Editorial Sígueme).


El Mahabharata (“la Gran Historia de los Bharata”), es una epopeya de la India. Se inspira en un acontecimiento probablemente histórico: una lucha fraticida que podría haber sucedido en el siglo XIV a. de C. entre los Kaurava y los Pandava. Su autor se conoce como Vyasa, y contiene de 82.000 a 95.000 estrofas (shloka) según las versiones, entre unos 328.000 y 380.000 versos, que representan diez o doce volúmenes de una extensión media.

La versión completa en español se ha publicado recientemente por primera vez (marzo de 2014) en 12 tomos, a cargo de la Editorial Hastinapura a partir de la versión traducida al inglés por Moham Ganguli.