sábado, 31 de octubre de 2009

Arrugas

No hace mucho que soy consciente del paso del tiempo. Del recorrido que es la vida, del ritmo, de la fragilidad, de las ilusiones que emigran a otros ojos a medida que nos vamos desvaneciendo, como fantasmas.

Es uno de los misterios que han revelado los avances tecnológicos. Lo sencillo de tomar una fotografía una vez a la semana se convertirá en un par de décadas en todo un viaje hacia los confines de la Historia. De nuestra historia. Descuartizaremos centímetro a centímetro la extensión de la arruga, la veremos derramándose por toda nuestra piel como un vaso de agua extendiéndose en la moqueta, reproducido a cámara lenta.



Es cierto. Mis amigos están cansados de contestarme dónde estaremos dentro de cinco años. ¿Estaremos en este mismo lugar, con el mismo vaso de vino asomándose a nuestros adentros? ¿Habremos cambiado sin haber envejecido?

Empiezo a creer que me estoy haciendo viejo, "ya no soy lo que era" se está convirtiendo en una de las ironías más socorridas... aunque hace bastantes años que juego a dibujar la cara anciana de la vida en las expresiones faciales de la gente, transformo el porte seguro de una mujer altanera de pasos gengiskahnianos en una pausada danza en torno a un bastón renqueante. Jugar me recuerda que sigo siendo un niño.

No es algo que me obsesione. Sólo me parece una de las cosas más curiosas, increibles, maravillosas e inquietantes de este misterio que es la vida.

martes, 27 de octubre de 2009

Cambio climático

Lágrimas de estrella

Las nubes tamizan las lágrimas de estrella
y llueve.
Nadie sabe cómo,
pero lloran.

Acumulan su nostalgia y esperan la tormenta
que las acompañe con su juego eléctrico de luces
y percusión axiomática.

Hace relativamente poco que lo hacen.
Hace millones de años nadie las veía llorar.
Apenas tenían razones.

¿Qué ha pasado? ¿Por qué lloran?
Han visto cómo un planeta se hacía estrella
y desde lejos auguran la pérdida de su hermana bastarda.



SpNt2005 - 26/10/09

lunes, 26 de octubre de 2009

Loco

"Tengo un proyecto: volverme loco."

(Carta de Fiódor M. Dostoyevski a su hermano Mijaíl)

Cima

La cima está sobrevalorada. Lo dice uno con vértigo posicional benigno.

Unos creen que es ese lugar en el que sólo se puede descender, en el que no queda nada más arriba y el descenso (casi siempre ejemplificado en caída) es cuestión de tiempo.

Otros, sin embargo, opinan que es ese lugar en el que podemos divisar todo el camino recorrido hasta el ahora, el que a menudo parece ser tan único, tan andado por primera vez. Desde nuestro último paso pasando por aquel último beso, aquel primer trabajo, aquel último examen, aquel primer amor, aquel delantal impoluto de mamá y sus infinitamente largos brazos en alza y su voz gritando ¡niño bájate de la mesa!

Nadie se dio cuenta, pero lo único que quería eran las galletas.




(Vía Singenio)

domingo, 25 de octubre de 2009

Madrid

Su corazón, Gran Vía, derrocha contradicciones complementarias. Se llena de bohemia gracias a los títulos de estreno en diferentes tipografías de un cine de barrio y se disfraza tras la publicidad encofrada: ahí desde antes de las memorias.

gran via, antonio lopez, madrid

Madrid, ese lugar tan monstruoso con unas vísceras tan bonitas, que te digiere tan lentamente que acabas creyendo que tú marcas el ritmo. Cuando se deja a la espalda, es como saltar del pentagrama.

Mañanas heladas, fiestas con carátulas de discos que nadie conoce, lo absurdo de saber hacia dónde está el norte, la grandeza de descubrir que no existe, carreteras plagadas de líneas en todas direcciones, lo imposible que se hace hablar del amor en la serpiente que recorre la ciudad bajo la piel de asfalto; buscarle rimas a cada eslabón de su cadena, y tráfico, escaleras mecánicas hacia arriba y hacia abajo, humo, luces, fósiles de plástico, fantasmas, héroes, acentos, precios, plurales,... y tanta tanta parafernalia tan a rebosar de sentidos y significados que el surrealismo es necesario para que todo encaje. Para que todo sea poesía.

Por suerte o por desgracia, este es mi presente.

sábado, 24 de octubre de 2009

Ojos de niño

He visto arrastrarse la muerte entre los ojos de un niño con la languidez de un polluelo al caer de su nido.
Tras segundos y siglos, letras y páginas, gotas y ríos de sangre y tinta... serán eternamente ausentes y olvidados tantos epitafios en los libros de Historia, es tan caduco el recuerdo de una sonrisa y tan cotidiana su reducción a la insignificancia... que no puedo evitar llorar cada vez que creo tener alguna esperanza.

jueves, 22 de octubre de 2009

Anoche

Anoche el destino decidió mecanografiar su sentencia sobre el toldo de la terraza. Un preludio del diluvio universal. O eso parecía. Porque estaba solo.

Las horas aprovecharon para modelar la cara de dios y no pudieron más que girar sobre su propio eje, declarando culpable de su encierro a cada una de las direcciones. No quise entrometerme en sus asuntos. Preferí poner la almohada sobre mi brazo. No sé si para impedir que un dios cualquiera durmiese conmigo o para recordar las noches de tormenta que pasamos juntos.