A medida que el hombre ha explorado nuevos territorios y utilizado la tecnología para tomar imágenes del terreno ha podido mejorar la precisión de sus sistemas de representación geográfica. No hay más que echar un vistazo a Google Maps para ver casi cualquier ciudad a través de imágenes tomadas por satélite, e incluso está ayudando a descubrir los últimos territorios vírgenes que quedan.
Sin embargo, hay un problema respecto a la representación. Para representar un área elíptica (planeta) en un plano (mapa) debemos enfrentarnos a un dilema. Podemos mantener la escala de los continentes o representar su superficie.
Cuando una proyección conserva la distancia se llama equidistante, y a las líneas se las llama automecoicas; es decir, conservan la escala. Las líneas que no conservan esta propiedad tienen anamorfosis lineal. Las proyecciones que conservan los ángulos se las denomina conformes y el no cumplimiento de esta regla por dos rectas que se cortan, se llama anamorfosis angular.
Por otra parte, los sistemas que conservan la superficie se denominan equivalentes y las proyecciones que no cumplen esta regla tienen anamorfosis superficial. De esta forma, África, por ejemplo, tiene su forma representada perfectamente en el mapamundi por todos conocido, pero no mantiene su escala, que podemos ver claramente en la siguiente infografía.
Tamaño real de África - (Vía Flowing Data)
De esta forma, debemos considerar qué consecuencias tienen las distintas técnicas cartográficas para la validez de los datos representados. El mapamundi nos permite ver la forma de los territorios, por lo que es el indicado para realizar rutas marítimas cercanas a la costa, sin embargo, no sería útil para calcular la distancia entre Norte y Sur del continente africano.
Una de las consecuencias de la geometría fractal, una teoría de Benoît Mandelbrot, recientemente fallecido; es la paradoja de la costa:
Si queremos medir el litoral de Gran Bretaña, por ejemplo, podemos utilizar imágenes tomadas por satélite, de forma que obtendremos un resultado bastante aproximado. Sin embargo, a medida que utilizamos imágenes con mayor detalle, nos damos cuenta de que los pliegues entre las diferentes rocas, piedrecitas y granitos de arena convierten la longitud del litoral en algo incalculable.
La cartografía no deja de ser un método de representación de la realidad que, a pesar de ser inexacto en sistemas naturales basados en geometría fractal y mostrarse como un desafío inextinguible, ha demostrado sobradamente a lo largo de la Historia su utilidad de cara al posicionamiento de los individuos en su ecosistema, ser el rastro efectivo de los primeros exploradores.