jueves, 6 de enero de 2011

Intención

Quizás llegue tarde y de ahora en adelante deba sentirme incómodo. No se trata de una digna forma de vida pero nadie ha escogido cuándo ni dónde nace. Sólo nace. El resto es sorpresa y miedo. Los vértigos del reloj.

Una luz se apaga, como si nada en mitad de todo. Como una mesa a la que se le rompe una pata sin jamás haber entrado a una biblioteca.

Una cojera de humildad.




Quizás llegue tarde y pronto siete mil millones de personas se habrán cansado de esperarse, ¿cuántos? Apretados. El estómago crujirá como un dominó de bosque.

Si quisiera evadir mi responsabilidad lloraría más a menudo. "Las lágrimas te impedirán ver las estrellas", sucias, también. No se levantan los brazos para tocar la Luna.

Cierro los ojos un segundo. Trago aire, nos transformamos mutuamente como una simbiosis de magia que me oxida. Me condena, y respiro, de pies y manos.



(Vía Habitación Propia)


Como un cobarde buscando en cajones manufacturados los argumentos de su vida, morir dejando un reflejo subrayado.

Quizás llegue tarde, pero tengo la intención de haber llegado.