El último concepto que intenté definir fue contexto editorial. Está bien para aquellos que pretendan gestionar un medio de comunicación que nace en internet, ya que es una cuestión que más ayuda cuanto antes es tenida en cuenta. Ahora me pongo con una más propia de la labor periodística: la caducidad de la información en internet.
En internet, la información no caduca.
La radio y la televisión son tiempo. Son instante, lo que no se oye o se ve durante ese instante se ha perdido y es prácticamente imposible hacer que vuelva. Con la información impresa, ocurre algo parecido. Sí se mantiene en el tiempo (para eso están las hemerotecas) pero sin embargo, la periodicidad de la publicación y la persecución de la actualidad contradicen un sistema con permanencia física en el tiempo. La mejor forma de combatir su caducidad sigue siendo recortar las noticias más interesantes y hacer un álbum.
Con internet, la cosa cambia. Se puede ver, escuchar, leer, releer, reescuchar y rever todas las veces que sea necesario. Sin por ello perjudicar a la capacidad de actualización informativa en ninguno de los tres formatos. La digitalización de la información, además, permite que el que llega al contenido lo haga en las mismas condiciones al que lo hizo el primero: el formato de vídeo o audio es compatible (no son carretes de película) y el papel no se amarillea.
Esto condiciona el acceso, pero también la mentalidad previa con la que una información debe ser producida. Debe escribirse o grabarse para un abanico de público lo más abierto posible; la información debe entenderse no sólo al target determinado al que va dirigido el medio o programa concreto, sino a la comunidad. ¿A quién nos dirigimos? Es una pregunta personal que otro día intentaré resolverme con más detalle. En principio, si un niño nos entiende, nos entiende todo el mundo; aunque esto no quita ser breves ni nos da permiso para tratar al lector como un estúpido. Desde el punto de vista estructural, la información debe estar conectada con un contexto y dejar abiertas p, de forma que, en la medida de lo posible, pueda formar parte de una cadena para que pueda utilizarse como parte de un reportaje posterior relacionado con ese tema.
Por ejemplo, tenemos un reportaje sobre explotación en minas de África. Si está redactado de tal forma que pudiera formar parte de una serie de reportajes sobre explotación y también de otra serie sobre seguridad en minas, África,... es mucho más útil. El uso de un reportaje no está limitado a una edición, un segundo o una fecha; debe estar siempre disponible para ser reutilizado. Actualizar la información de una noticia en internet permite que la calidad mejore sin afectar a los enlaces que ya tenga una noticia, por lo que un reportaje puede estar en permanente "construcción"; se pueden hacer seguimientos "minuto a minuto", emitir en directo desde internet cualquier contenido audiovisual,...
En este sentido, es preferible disponer de un reportaje muy especializado enlazado por muchos sobre un tema concreto, a varios que hablen de un mismo tema, aunque también se pueden elaborar reportajes aprovechando una división en base a distintos enfoques (la opinión del minero, del dueño de la mina, el ecologista, el experto en energía si es de carbón,...) o subtemas (minas del Congo, minas de Zambia,...). En estos casos, disponer de un índice y una introducción servirá como enlace de entrada y sumario.
En este sentido, es preferible un reportaje muy especializado enlazado por muchos a varios que hablen de un mismo tema, con enlaces más dispersos; aunque pueden dar mejores resultados si elaboramos reportajes aprovechando una división en base a distintos enfoques (la opinión del minero, del dueño de la mina, el ecologista, el experto en energía si es de carbón,...) o subtemas (minas del Congo, minas de Zambia,...). La expansión puede ser horizontal (diferentes partes de un mismo paisaje), vertical (diferentes escalas de profundización), personalizada (diferentes visiones para cada tipo de lector),...
La publicación de la fecha es obligatoria, sin ella es imposible interpretar la información en su contexto. El lugar deja de tener importancia, a no ser que esté directamente relacionado con el lugar de la noticia (corresponsales especiales, por ejemplo). El autor nunca ha sido más importante.