Como los lunes me aburro en clase, he sacado un par de libros de la biblioteca, el primero que mencionaré: Periodismo de servicio; de María Pilar Diezhandino (1994). He leído el primer capítulo mientras volvía de la universidad en metro y estas han sido las primeras conclusiones.
"Si hasta comienzos de la década de los ochenta fue objeto de preocupación para profesionales y académicos la organización informativa a partir del concepto de novedad, del acontecimiento como justificación, apoyo y razón de ser del hecho informativo, de la objetividad como un bien "casi" supremo, la división exculpatoria entre hechos y opiniones; en el transcurso de la década de 1990 el principal tema de preocupación será el excedente de opiniones derivado de un tipo de periodismo excesivamente personalista. Un periodismo en el que, más que comprobar hechos, se contrastan opiniones; más que contextualizar, se agudiza el ingenio para ofrecer la versión más novedosa del mismo hecho; más que poner de manifiesto actitudes y tendencias sociales, se escudriñan con minuciosidad desproporcionada las declaraciones y acciones individuales de los "notables". Se da a la "imagen" y el carisma personal más importancia que al tema de fondo, sea de índole política o social. Se incrementan los espacios de "cotilleo" o páginas "rosas" en la prensa en general. El rumor se consolida como fuente."
(...)
No sólo ha habido un movimiento hacia nuevos temas, sino que se ha experimentado un cambio paralelo hacia nuevos estilos de escribir la noticia. Uno de ellos es el estilo informativo-humanista: el tratamiento de situaciones complejas enfocadas desde el plano individual, el rostro humano. (...) La personalización, que supone enfocar la historia a partir de experiencia humanas, puede tener la contrapartida de sustituir la visión general del acontecimiento por el microcosmos del ángulo humano a través del que se proyecta.
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Este aumento en la relevancia del valor dramático como criterio noticioso "produce un efecto distorsionador, probablemente no pretendido". Hoy en día, según Bennett, es más "difícil separar lo que se dice de quién lo dice"; por lo que la forma ha ganado relevancia sobre el contenido. Otorgamos a cada emisor una credibilidad, que debería estar apoyada en argumentos, no en la capacidad de influencia que pueda tener.
Sin embargo, el sistema necesita crear "notables". La obsolescencia programada es complementaria a la publicidad: se trata de generar el deseo de "actualizar" un objeto de consumo comprando otro antes de que el primero pierda su utilidad. Puede seducir a través de un mejor diseño, una mejora en su método de aplicación o el aumento de usos por aparato, también denominado, convergencia tecnológica. Por tanto, la publicidad necesita símbolos que puedan relacionarse con los nuevos productos, los artistas necesitan significado para ser tenidos en cuenta, (personalmente, creo que nunca desaparecerá el modelo de star system) y las empresas editoriales "necesitan" ese dinero para poder seguir creciendo.
Esto es difícil que cambie; sin embargo, el texto también plantea un caso desconcertante:
Lance Bennett pone un ejemplo.
Durante su primer año de mandato, Ronald Reagan desmanteló con éxito cerca de 40 años de programas de gobierno de protección social. Los recortes en todos los servicios sociales y de protección pública fueron imponentes. Pese a ello, no hubo titulares proclamando "Reagan desmantela 40 años de reformas de Gobierno". En lugar de eso, se dio cuenta separadamente del desmantelamiento de cada programa, a menudo de manera tal que el problema de fondo resultaba empequeñecido en medio de la marcha de los acontecimientos del Estado y la economía...
La prensa escrita no relaciona sus noticias. Como mucho, edita un suplemento especial que sirve a veces como resumen de la semana; sin embargo, no apela a noticias publicadas anteriormente, ni emplea enlaces a fuentes para que el lector pueda acceder a ellas, notas a pie de página, por ejemplo. En este sentido, el único periódico que ha llegado a mis manos con notas a pie de página es Le Monde Diplomatique, de periodicidad mensual.
Con internet, el enlace en el cuerpo del texto podría generar una fidelidad por parte de los lectores, que necesitarían menos tiempo para ponerse al día siempre y cuando hicieran un seguimiento continuado (suscripción por temas, personalidades, ámbito geográfico,...); y ayudará también a los periódicos, que no se verán obligados a llenar páginas y páginas de contexto. Podrán limitarse a ofrecer referencias y recordar los datos más importantes relacionados con la noticia concreta. El lector que quiera profundizar, tiene la oportunidad de hacerlo, el que no, probablemente está leyendo el titular todavía.
Por suerte o por desgracia, si quieres aparecer en una buena posición en buscadores, una de las claves son los enlaces internos... que podrían crear un corpus ideológico de cada medio más allá de su línea editorial, y por qué no, podría desvelar las más misteriosas contradicciones.
Internet sí tiene memoria.
El periodismo digital debe ir encaminado, sobre todo, además de a decidir qué es noticia, a generar coherencia interpretando las posibles conexiones. El periodista debe construir su discurso basándose en lo publicado anteriormente, también, en la red. Tiene el control del tiempo que permanece el ejemplar en el escaparate, y no sólo puede dividir una noticia en partes, puede construir edificios con piezas relacionadas entre sí de una forma no estrictamente lineal.
(Pero ese es el otro libro que he sacado)
Otros recursos:
El periodismo de servicio, la utilidad en en el discurso periodístico (.pdf)
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