sábado, 3 de diciembre de 2011

Tempestad

tormenta, tempestad, barco, tormenta oceano
"El viaje de ida fue fácil: coser y cantar. Pero a la vuelta, la carretera había desaparecido con todas sus indicaciones.

Cielo y tierra, todo era nieve. El caballo, metido en ella hasta las ancas, resbaló de lado. Dejé caer la lámpara. Estábamos perdidos en la noche. Era sólo cuestión de tiempo hasta que nos durmiéramos y muriéramos de frío. Sí, pasé miedo. Pero recé. Y sentí la presencia de Dios...

Unos perros aullaban. Anduvo en dirección a los aullidos hasta que logró ver las ventanas de una granja vecina.

Debí quedarme allí. Pero pensé en la familia, imaginé que mi madre estaría llorando, que papá y los chicos saldrían a dar una batida y seguí adelante. Así que, naturalmente, no me complació mucho cuando por fin llegué a casa y vi que estaba completamente a oscuras. Las puertas cerradas. Me encontré con que todos se habían acostado y se habían olvidado de mí. Nadie comprendía por qué estaba deprimido. Mi padre me dijo:

-Estábamos convencidos de que pasarías la noche en la ciudad. ¡Por todos los santos, muchacho! ¿Quién iba a pensar que harías la locura de volver a casa con una tempestad como ésta?"


Fragmento de A sangre fría, de Truman Capote.