No encuentro en la sopa
ese idioma
que jamás hemos hablado.
Nuestro vocabulario
no resbala por los bordes de la cama,
no derrite el color de las cortinas,
no le eriza los pelos a la alfombra.
Nos corrompemos
como pluriligües abnegados
a un secreto a voces.
Hablamos el mismo idioma
sólo
cuando no sabemos,
nos buscamos a encontrarnos,
improvisamos
las magnitudes de la belleza
vacíos.
Tiene impulsos, ritmos,
ademanes verbales, promesas,
temblores, suspiros,
refugios y
las más primarias onomatopeyas,
para transcribirnos
sólo
necesitamos esconder mejor
los silencios
por los cajones de la cocina.
sólo
necesitamos esconder mejor
los silencios
por los cajones de la cocina.
No sé por qué, pero siento que necesitaba
escribirla desde hace mucho tiempo.
El amor... ay el amor,...
escribirla desde hace mucho tiempo.
El amor... ay el amor,...