martes, 22 de julio de 2014

Migración


La gran migración

No me gusta esa casa.
Hace un tiempo dejó de existir,
sin embargo sigue ahí delante.

Alguien ha tapado con pintura fresca
las escamas despegadas por el sol
y rellenado los huecos del viento
en la madera crujiente. El tejado
pesa más cada más mordiscos
traen los días a la desaparición.

Mucho antes me gustaba.
Pulsar el timbre y correr perseguido
de esa extraña satisfacción. Conocerte.
Jugar a jugar y no pensar si no en

verte.

Vernos más tarde.

Ahora la odio casi tanto, ojalá existiese.
Hace un tiempo que no existe la casa
ni nuestro mundo. Existe la memoria
que devuelve pasos entre gigantes,
caricias y antes rubores con remite.
La edad nos crece y fuimos
poco más que juguetes
aprendiendo a repararse.

El amor se va
sin despedirse.
Y si lo hace, indebidamente.

Queda su rastro para siempre
acartonado en el jardín:
“Se vende”.





SpNt2005 – 18/6/2014