(Vía Malestar)
jueves, 16 de agosto de 2012
Peláez
A LOS GRADUADOS:
"Llénate de ambición, ten el empeño, ten la más loca, la más alta mira. No temas ser espíritu, ser sueño, ser ilusión, ser ángel, ser mentira... la verdad es un molde, es un diseño, que rellena mejor quien más delira".
"Llénate de ambición, ten el empeño, ten la más loca, la más alta mira. No temas ser espíritu, ser sueño, ser ilusión, ser ángel, ser mentira... la verdad es un molde, es un diseño, que rellena mejor quien más delira".
De un buen profesor.
(No quiero que se me olvide)
La educación prohibida
Introducción:
(Gracias Jorge)
Meollo del asunto:
(Gracias Marsel)
No te dejes intimidar por las dos horas y media. Es un buen ejercicio de reflexión que puede dar a uno de los más bonitos e interesantes debates de esta nuestra actualidad: la educación.
Y sin pretender ser maleducado, aquí te dejo, con una poesía; uno de esos ejercicios que uno conserva de cuando era niño; secretillos ajenos a la evaluación de nadie y con el poso o los resquicios de una imaginación que no es más que una voluntad de escribir por la curiosidad de leer.
La educación prohibida
Me pides a la carrera
que aprenda más y antes.
Me enseñas como si no supiera
aprender de ti, de los árboles,
de niño, del fuego, de la tierra.
Me pides que aprenda
bien sentado para proteger mi columna;
me pides que aprenda
con buena letra para mejorar su lectura,
otra vez, más despacio, hasta arrinconar las letras.
Me pides mientras me enseñas
que no hay que tener prisa
para alcanzar para mí tus grandes metas.
Nos pides que repitamos, repitamos y no repita.
Me abandonas detrás del pupitre
y gritas a la pizarra:
escucha, aprende, repítele a las nubes.
Me pides que aprenda más y antes
delante de mi corta vida,
para ser un sobresaliente ignorante,
para no ser víctima
de tu misma y parcial existencia.
'Informe Semanal': Corea del Sur: prohibido fracasar
(Gracias Jorge)
Meollo del asunto:
(Gracias Marsel)
No te dejes intimidar por las dos horas y media. Es un buen ejercicio de reflexión que puede dar a uno de los más bonitos e interesantes debates de esta nuestra actualidad: la educación.
Y sin pretender ser maleducado, aquí te dejo, con una poesía; uno de esos ejercicios que uno conserva de cuando era niño; secretillos ajenos a la evaluación de nadie y con el poso o los resquicios de una imaginación que no es más que una voluntad de escribir por la curiosidad de leer.
La educación prohibida
Me pides a la carrera
que aprenda más y antes.
Me enseñas como si no supiera
aprender de ti, de los árboles,
de niño, del fuego, de la tierra.
Me pides que aprenda
bien sentado para proteger mi columna;
me pides que aprenda
con buena letra para mejorar su lectura,
otra vez, más despacio, hasta arrinconar las letras.
Me pides mientras me enseñas
que no hay que tener prisa
para alcanzar para mí tus grandes metas.
Nos pides que repitamos, repitamos y no repita.
Me abandonas detrás del pupitre
y gritas a la pizarra:
escucha, aprende, repítele a las nubes.
Me pides que aprenda más y antes
delante de mi corta vida,
para ser un sobresaliente ignorante,
para no ser víctima
de tu misma y parcial existencia.
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