Han comenzado los exámenes, es el inicio del spring final, al menos de este curso. No sé muy bien por qué me he puesto a mirar la nota media de mi expediente (soy estudiante de tercero de la doble licenciatura de Periodismo y Comunicación Audiovisual) y me he sentido mal en cierto modo.
Mi nota media es, justo a la mitad de la carrera, cuando aún no están las notas del segundo cuatrimestre del tercer curso y llevo una para junio (la más fácil), 6,75. Un número difícil.
Difícil porque es más que un suficiente pero no llega al notable... difícil porque si quiero dedicarme a la investigación debería ser más elevado; porque si quiero dedicarme al periodismo puro y duro no es más que un número, vale más lo extenso del currículum que lo elevado de un número al final de una línea; y quizá sea esa una de las razones por las que es tan bajo, porque mi tiempo de vida es tiempo de creación, no de estudio.
Es un número a mitad de camino de todo. Es un número difícil y extraño para alguien que aprende tanto en tan poco tiempo y que, paradójicamente, ha empezado a dejar de lado el baloncesto.
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