Publicado en Revista Española (15-VII-1862).
Poesía
Tú desde lejos me miras...
Yo desde lejos te adoro...
¿Por qué estamos, bien mío, tan lejos
el uno del otro?
Mas no tan lejos!... Que siempre
con mi pensamiento loco
a tu lado me tienes, y nunca
tu lado abandono.
Y en tus horas de vigilia,
y en tus horas de reposo,
todos son para mí tus instantes
sí, todos... sí, todos!
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Si entre despierta y dormida,
lánguida en tu dormitorio,
percibieres tu nombre en las auras...
Soy yo, que te nombro.
Si de amor dulces quimeras
llamas de tu almohada en torno,
y responde a tu voz un suspiro...
Soy yo, que respondo!
Si en sueños, tu frente orea
tibio de un cabello el soplo,
que ni turba siquiera tu sueño...
Soy yo, que te toco!
Mas, si con otro soñando
(¡líbreme Dios!) un sollozo
rompe acaso tu pérfido sueño...
Soy yo... que me ahogo...
Y doquier, y a todas horas,
todo, mi bien, todo, todo,
hasta el aura que inspira tu aliento,
soy yo, que te adoro.
Que doquier, y a todas horas,
con mi pensamiento loco
a tu lado me tienes, y nunca
tu lado abandono.
Y aunque de lejos me miras,
y aunque de lejos te adoro,
no, no estamos, bien mío, tan lejos
el uno del otro!
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Ay! por ventura esta noche,
noche bendita de gozo,
se ha mirado mi alma en tus negros
tristísimos ojos.
Era... a distancia de un beso...
Blando soplaba el favonio,
por robar a tu labio sonrisas,
y al mío sollozos.
Nunca te adoré tan cerca,
yo, que de lejos te adoro;
nunca, nunca tan cerca alentamos
el uno del otro.
Cerca!... Tan cerca, tan cerca,
que han sido mi aliento propio
cuantos daba tu aliento a las auras
dulcísimos ósculos.
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Pero, al mirarte sin lutos,
bien te dijeron mis ojos:
Ay! los lutos que deja la niña,
serán para otros?
¿Serán su placer mis penas,
y su risa mis sollozos,
y sus noches de plácido sueño
mis noches de insomnio?...
Tú lo sabes... yo, insensato,
yo nada sé. -Rompe, o rompo,
el helado crespón de la duda
que ciega mis ojos!
Del mal o del bien, mi cáliz
quiero ver lleno hasta el colmo;
remontarme a las nubes ansío
o hundirme en el polvo.
Yo no sé lo que me guarda
de tu corazón el fondo:
sólo sé que tu aliento es mi aliento...
Mas oye mis votos:
Odio, por mi mal, demando,
si amor, por mi bien, no logro...
Por amor o por odio respiro!...
¡Tu amor... o tu odio!
Extraído de Los enamorados juntos en la distancia: un tema becqueriano en dos poemas de Eulogio Florentino Sanz (html)
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Extraído de Eulogio Florentino Sanz: biografía, semblanza y catálogo de obras
Hasta ahora se conocía como versión más antigua una de 1865, en La América. No obstante, esta versión, publicada en 1862, probablemente es la primera, aunque tampoco se puede tener la certeza completa.
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"Marchó a Madrid en busca de fortuna literaria cargado de excelentes versos, pero era de un carácter tan orgulloso que tuvo que afrontar innumerables tropiezos. Así, trajo a la Corte una carta de recomendación para un Grande de España:
- -Vengo -dijo- a poner en sus manos de usted esta carta y a solicitar de usted su valioso influjo.
- -Perdón, caballerito - le interrumpió el estirado sujeto-: soy Grande de España de primera clase y tengo tratamiento de excelencia.
- -Perdóneme vuecelencia, a mi vez -añadió Florentino-; pero le advierto que soy villano de cuarta clase y tengo tratamiento de tú. Hábleme, pues, como es debido."
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"Juan Valera (1912: 1367) censuró la dedicación del arevalense a la sátira, resaltando la crueldad de sus chistes y el terror que inspiraban:
Como poeta lírico y satírico malgastó la rica vena de su inspiración en amargas y crueles diatribas. La adulación servil y el terror que sus chistes crueles inspiraron le ensalzaron demasiado en su propio concepto y le apartaron y le aislaron de la realidad de las cosas. [...] Por su ingenio fue muy celebrado, admirado y temido; pero la estimación y la admiración que inspiró fueron poco simpáticas, y, más que atraerle hacia la sociedad de sus semejantes, le hicieron huraño y esquivo."
De La poesía breve de Eulogio Florentino Sanz (1822-1881)---
“Las amarguras que aquí estoy pasando, no son para dichas. Las hay de todas clases. Y cuando yo rehuía el puesto que en esta comisión se me daba, no es que yo rehuyera los combates; a mí me gustan los combates; yo entro en los combates con gusto, cuando tengo la justicia por compañera; pero la comisión de Actas no es un combatiente...es puramente el blanco a donde todos tiran...”
[...]
El fallecimiento se produjo el viernes 29 de abril de 1881, a las once de la noche El entierro tuvo lugar el 1 de mayo a las doce de la mañana. José Fernández Bremón dedicó al suceso un notable artículo necrológico:
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El fallecimiento se produjo el viernes 29 de abril de 1881, a las once de la noche El entierro tuvo lugar el 1 de mayo a las doce de la mañana. José Fernández Bremón dedicó al suceso un notable artículo necrológico:
Don Eulogio Florentino Sanz estaba ya olvidado por el pueblo [...]. Pertenecía a una generación literaria algo mermada por el tiempo y casi absorbida por la política o la administración. A decir verdad, si por sus aciertos merecía Sanz los aplausos debidos al poeta indiscutible, el público tenía también derecho a exigirle responsabilidad estrecha por haber malgastado la mayor parte de su vida y prohibir que diese su imaginación los frutos que de ella se esperaban y que hacían presentir sus primeros ensayos y la brillante acogida que obtuvieron."
Extraído de Eulogio Florentino Sanz: biografía, semblanza y catálogo de obras