viernes, 4 de diciembre de 2009

Prisa

En una entrevista de Buenafuente a Eduard Punset, este último relató un experimento realizado a niños.

Un adulto dejaba una chuchería sobre una mesa y le decía a un niño que no debía comérsela durante su ausencia y que, si no lo hacía, recibiría dos chucherías a su vuelta como recompensa. Algunos niños no pudieron resistir la tentación. Tras 40 años de seguimiento, los niños que habían esperado hasta la llegada del adulto sin comerse la chuchería habían obtenido mejores resultados escolares y laborales, y se consideraban felices.

Esto viene a confirmar mi teoría sobre que la gente más estúpida es la que siempre tiene prisa. Aunque creo que es simplemente porque en el tiempo que transcurre desde el punto A al punto B sólo se piensa en el tiempo que falta para llegar, siendo esos pequeños momentos de viaje, mayoritarimente en soledad, las pequeñas dosis de búsqueda que necesitamos para encontrarnos en un punto concreto, y no sólo en una línea de metro.



No hay comentarios:

Publicar un comentario