Pero no solamente el hombre es producto de la historia, sino que también la historia es producto del hombre. La solución de esta contradicción aparente constituye el campo de la psicología social. Su tarea no es solamente la de mostrar cómo cambian y se desarrollan pasiones, deseos y angustias, en tanto constituyeron resultados del proceso social, sino también cómo las energías humanas, así modeladas en formas específicas se tornan a su vez fuerzas productivas que forjan el proceso social. Así, por ejemplo, el ardiente deseo de fama y éxito y la tendencia compulsiva hacia el trabajo son fuerzas sin las cuales el capitalismo moderno no hubiera podido desarrollarse; sin ellas, y sin un cierto número de otras fuerzas humanas, el hombre hubiera carecido del impulso necesario para obrar de acuerdo con los requisitos sociales y económicos del moderno sistema comercial e industrial.
Todo un descubrimiento. No puedo evitar sorprenderme de que en 1947 (hace más de medio siglo) se expresaran ideas que aún hoy siguen dando respuesta a grandes preguntas (una vez resuelta la duda de qué queda en el frigorífico). Quizás este libro marque un antes y un después en mi vida, más allá de su contenido, quizás sea la base que me invite a desarrollar mi teoría de la especie en forma de libro. Por ahora pinta muy bien :)
No hay comentarios:
Publicar un comentario