domingo, 15 de noviembre de 2009

Salida

Siempre es difícil encontrar una respuesta antes de formular una pregunta, por no decir imposible. Todos en esa sala parecían no saberlo.

Nadie de los millones de presentes se había preguntado cómo demonios se podía escapar de allí. Pese a todo, algunos hicieron de la pared su ventana de mares blancos, bosques blancos y horizonte blanco, hasta quedar su mente blanca. Otros formaron un círculo como los grupos de jóvenes que van a la discoteca y bailan sin moverse del sitio, que convierten en amenaza cualquier contacto ajeno. Otros cerraron los ojos para ver lo que ellos quisieran, y al poco tiempo se quedaron ciegos. Otros estudiaron el suelo concienzudamente para poder inventar un territorio: la propiedad, la seguridad y la guerra. Todos habían olvidado cómo habían llegado hasta allí.

Parece ser que los niños eran los únicos que miraban hacia arriba en busca de la atención de sus padres y el guiño de alguna nube, los únicos a los que no parecía importarles su posición dentro de aquella sala sin techo.

Siempre es difícil encontrar el cielo sin atreverse a mirar hacia arriba.

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