martes, 7 de junio de 2011
Recreo
Han pasado 66 años desde el primer lanzamiento de una bomba nuclear, en Hiroshima.
Para evitar los remordimientos de la opinión pública estadounidense, ser conscientes de qué perdieran otros para que ellos vencieran; para diseñar los futuros edificios a prueba de bombas, en base a los estudios del poder destructivo de la fórmula E=mc2; para cambiar el mundo a su favor. Quién sabe.
Pero 66 años ha tardado en publicarse la imagen de la fachada de esta escuela. Cuesta imaginarse aún hoy a un grupo de padres esperando al otro lado, con el almuerzo listo en casa. Cuesta imaginarse el dolor de ese botón de vergüenza.
Es la guerra sí, pero eso sólo (si acaso) justifica la primera, no las 2054 de los 66 años posteriores.
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