Paisaje
La muchacha que sonríe con dentadura perfecta
gracias al dentífrico blanco
con una droga misteriosa y mágica,
está mirando desde su cartel,
pulcramente enmarcado en aluminio,
al joven que trasiega el mejor whisky
o al otro que fuma el cigarrillo que le hace diferente
y no reactiva el cáncer de garganta.
La sed tiene mil nombres amarillos,
naranjas, ocres, negros y sin agua.
Los ríos de refrescos, las cataratas
burbujeantes nos rodean, nos bañan.
Una espuma constante
sacia los labios secos de los hombres.
Pasan a cien. Cruzan a ciento veinte.
Adelantar seguros a los otros
con el coche automático.
Aquel que tiene sexo en el volante,
mejor hombría que ninguno.
Todo ello lo dicen los anuncios: Tu paisaje.
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