martes, 1 de diciembre de 2009

Economía

Todos tenemos la visión de la economía como algo entero capaz de poner precio a cualquier cosa. Incluso a nuestro tiempo, y seguido de eso, el resto. ¿Cuándo ama un chino en una fábrica de Nike si no es mientras se arriesga a no cumplir la economía de unas zapatillas cada 30 segundos? ¿Cuándo llora un niño minero de Costa de Marfil si sus ojos están siempre secos por el polvo del hambre?

No me puedo quejar,... estas preguntas eran para reírme de la seguridad de mi voz cuando decía que era pobre. Ahora más que nunca soy consciente de que tendré que vender mi tiempo para agradecer todo el que me han regalado mis padres.

Ahora más que nunca, mi tiempo es caro.

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