jueves, 3 de mayo de 2018
Sin título
Rondan cobardía y sus esferas
de cascabel amarillo, de niebla melánica
quebrando, quebrando, quebranto.
No me veo. Las manos zarzas derretidas,
ojos sucios desde dentro, rodillas ajadas
sobre tierra yerma y ahuecadas.
Vienen, vienen cabezas rotundas
a la fría, a la agria, amarga
y no veo a este lado más que afilada la nube
hasta la garganta, el hueso, la carraca
la carraca de la desfigurada y el arrebato
y el trueno mudo y la angustia calva
y la celosía adusta y la faja en la boca temprana.
Estacas sobre estacas sobre estacas
cuñas sobre cuñas como uñas clavos
en el alba sobre el alba como el alba
las ratas como zorros y garras
ahelean la ceniza bajo el fuego tórrido sierpe
putrefacta hora ciénaga agotada
jadeante aurora sin escapatoria, carretera, carretera
apagada la vela preciosa, la mimbre de lo bendito
hijo de puta, la desastre, la maldita, la rincón
del agujero de deshonra vergüenza y triste, tristeza
del agujero negro de piernas esclavas corazón
traviesa coja, paloma, corre pero no huye, huye pero está,
está pero huye, el cuerpo pero queda, el alma pero escampa.
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