sábado, 18 de julio de 2015

Autoaprendizaje



El experimento es el siguiente. Te va a un país sin acceso a nuevas tecnologías y les plantas un ordenador. Pues bien, los niños aprenden a utilizarlo sin ayuda de adultos, en otro idioma. Y así es como aprenden a aprender.

---

Aprovechando este tema, voy a contaros dos anécdotas de mi infancia relacionadas con la educación.

En primer lugar, he vuelto a esta conferencia por un artículo compartido en Facebook: La DGA analiza el elevado número de repetidores de 1° de Primaria, que nos lleva a la pregunta, ¿por qué suspende un niño en Primaria? ¿Por qué hay niños retrasados en clase? (Perdón por la expresión)? ¿Es culpa de los niños?

Al hilo de esto retorno a las anécdotas:

1. Uno de los pocos recuerdos que conservo de primero de Primaria es mi primer día de colegio. Mi abuela pasó por la puerta del colegio, donde no quería entrar por timidez. Una vez "adaptado", ya en clase, Rosa, nuestra tutora nos invitó a hacer un ejercicio. Yo terminé antes que el resto de mis compañeros. Estaba sentado junto a Jose, uno de mis pocos amigos "de toda la vida". Él todavía no había terminado y no sé si por sus preguntas o por mi aburrimiento, terminé ayudándolo, y prácticamente estábamos haciendo su ejercicio juntos cuando apareció la maestra. Y me regañó. Sí, me regañó por ayudar a mi compañero en algo que no entendía. Todavía, casi 20 años más tarde no entiendo qué hice mal. A lo mejor, ayudarla a hacer su trabajo...

2. Siempre he sido "especialmente" obediente. No siempre, pero digamos que tuve que crecer rápido. Uno de los síntomas es que hablaba poco, y mi madre empezó a preocuparse hasta el punto de llevarme al psicólogo "porque el niño no habla". Mi experiencia en el psicólogo se resume en descubrir la Game Boy, para que os hagáis una idea del milagro. La recomendación profesional fue "no es que no hable, es que usted (mi madre) y mi hermana ya hablan por él y por lo tanto no necesita hablar". Yo creo que era porque en clase siempre decían que había que estar "callado y en silencio" (valga la redundancia). Y eso es algo que siempre he sabido hacer muy bien.

Mi madre me contó después, ya más mayorcito, que todavía en Primaria, uno de mis tutores (no recuerdo exactamente el curso, pero era terminando) la citó para hablar sobre mí. Os resumo el diálogo:

- Su hijo tiene un problema. No para de hablar con sus compañeros y me los entretiene.
- ¿Pero mi hijo saca buenas notas?
- Sí...
- Entonces el problema no lo tiene mi hijo, el problema lo tiene usted.

No sé si lo dijo porque lo pensaba así (lo más probable) o porque no quería volver a gastarse el dinero en un psicólogo, esta vez para que dejara de hablar. Y sí, excepto en clases de maestros/profesores concretos, me aburría como una ostra. Gracias a todo ese tiempo para pensar callado y en silencio, hoy puedo pensar poesía.

La conclusión de todo esto es que por aquel entonces ya había en mi clase niños "problemáticos" o más difíciles de "educar". Pero dudo que ellos hubieran seguido siendo así de tener otro modelo educativo. ¿Cuál? Que hablen los jefes de los educadores... yo ya aprenderé donde buenamente pueda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario