La verdad
es que nunca me ha gustado
soñar párpados afuera,
que despierto.
Despierto soñando
en volver a dormir,
y despierto,
como en un sueño lánguido
e impasible, me acuesto.
Descanso del cansancio
de estar atento, perverso,
de hacerse el muerto
en el puerto, en el metro, en el sexo.
Despierto porque cansa
estirar la raíz hasta el fondo del tiesto,
ilusiona la incertidumbre de lo incierto
y sin embargo miento
cuando creo y no creo,
cuando veo, palpo y te siento.
Evado cuando pienso
y de repente no despierto;
qué pensarán de mí
esa luz, sonidos que observan desde dentro.
Les aturde y hacen cábalas de cómo cesa
de inesperado, arrugado o caduco
el dulce sueño del recién dormido.
SpNt2005 – 26/9/12
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