miércoles, 7 de septiembre de 2011

Edición electrónica

Un artículo aparecido en el primer número de La Información de Madrid (8 de marzo de 1994) [proyecto periodístico que dieciséis meses después de su puesta en marcha entró en "período de hibernación"] resume los cambios operados en la prensa diaria:
"Apenas una quincena de años atrás podíamos contemplar en el panorama de la prensa española la convivencia de diferentes métodos de producción de periódicos que abarcaban casi todos los sistemas conocidos, tanto de preimpresión como de impresión. Tipografía y fotocomposición, offset y linotipias se mezclaban en una no siempre inteligible jerga que precisaba de unos profesionales muy especializados para realizar labores concretas.

"Un diario no sólo contaba con redactores, reporteros, directores o redactores-jefe entre sus filas. Más allá del cortafuego de las nacientes secciones de diagramación, estaban los linotipistas, los ajustadores, los correctores, los estereotipistas, los montadores, los teclistas, los rotativistas, etc.

"Todos ellos configuraban una forma de hacer (hoy se diría know how) que resultaba imprescindible para fabricar periódicos. Muchos de aquellos especialistas se encuentran todavía en las plantillas de los medios impresos y ven cómo, día a día, el panorama cambia velozmente. La causa: adelantos tecnológicos y crisis económica.

"Los años finales de la década de los ochenta pasarán a la historia de las artes gráficas y la producción editorial por el ser el inicio de la autoedición, de la edición electrónica y de un nuevo método de hacer diarios. En 1994 más del 90 por 100 de los periódicos que se hacen en España participan, en todo o en parte, de sistemas descentralizados tipo Macintosh para realizar sus productos. En unos pocos años la tecnología ha permitido concentrar las labores de dos o más trabajadores en el puesto terminal de un ordenador inteligente que maneja un único operario. Primero los ordenadores centrales acabaron con la repetición de interminables tecleados y dieron paso a la teoría de la pulsación inicial. Más tarde, los diccionarios electrónicos desplazaron a los carismáticos correctores. Y apenas anteayer, una terrible palabra inglesa, postscript, (un lenguaje de programación que se utiliza para escribir programas que describen páginas) está acabando con los pocos montadores de papel que quedaban y amenaza muy de cerca a fotomecánicos y fotógrafos".


Extraído de Tecnologías para la Información Periodística, José Álvarez Marcos

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