miércoles, 20 de octubre de 2010

Marihuana

Hay cosas que uno tiende a no contar, no son secretos pero deben ser considerados como tales por una cuestión de intimidad. Sólo ocurre en torno a temas concretos, muy debatidos socialmente aunque uno percibe que a pesar de ello se dan muchas cosas por sabidas, que dan una imagen demasiado vaga pero suficiente como para condicionar un primer encuentro.

Por ejemplo, hace un tiempo me dedicaba a escribir en los billetes: "Este es tu Dios"; cuando se paga a un camarero o a una dependienta con ese billete y lo lee, en el preciso instante en el que sigues presente, esperando el cambio, cree que ya conoce mucho sobre ti. Hay muchos juicios atribuidos a ese acto por existir la naturaleza del acto en sí. Son símbolos.

Algo similar me pasa con fumar (no tabaco), creo que puede condicionar demasiado la visión que alguien tiene de mí, que puede ser negativa o positiva, pero en cualquier caso demasiado abierta, incontrolable, y uno no quiere perjudicar a nadie, y menos a sí mismo.

En todo caso, esta es mi opinión al respecto:




Es un poco extraño tenerle miedo a una planta, pero es aterrador que te puedan encerrar por ella, incluso con plantaciones societarias de autonsumo. No soy un especialista, quizás sea mortal, como el tabaco, pero es una palabra que arrastra mucho peso, demasiados significados.

Uno debe cargar con pocos eufemismos en su vocabulario, la lastra puede ser inamovible y llenar de tabús todo posible aprendizaje, que siempre ha de dar lugar a una opinión absolutamente personal, propia de un individuo informado. Las posibilidades de las bibliotecas e internet están para estas cosas.


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