De Poesía vertical
El amor empieza cuando
El amor empieza cuando se rompen
los dedos
y se dan vuelta las solapas del traje,
cuando ya no hace falta pero tampoco
sobra
la vejez de mirarse,
cuando la torre de los recuerdos, baja o
alta,
se agacha hasta la sangre.
El amor empieza cuando Dios termina
y cuando el hombre cae,
mientras las cosas, demasiado eternas,
comienzan a gastarse,
y los signos, las bocas y los signos,
se muerden mutuamente en cualquier
parte.
El amor empieza
cuando la luz se agrieta como un
muerto disfrazado
sobre la soledad irremediable.
Porque el amor es simplemente eso:
la forma del comienzo
tercamente escondida
detrás de los finales.
El profano, el que no sabe pero cree que sabe, escribe con palabras; el poeta escribe con silencios.
No se trata de hablar, no se trata de callar: se trata de abrir algo entre la palabra y el silencio.
La poesía consiste, de alguna manera, en dar a todas las lenguas las palabras que les faltan, las palabras que el idioma común no puede decir. La poesía, a través de ese trabajo de crear un lenguaje indirecto, un lenguaje que salta sobre lo gastado y estereotipado —y, como diría Borges, lo fosilizado del idioma—, toca más directamente el silencio y la capacidad de entendimiento profundo que hay, sin duda, en todos los hombres.
El poeta no necesita la libertad, porque es la libertad. La poesía, sobre todo en su forma moderna, en su actitud moderna, en su indagación eterna, en su búsqueda eterna, es la libertad.
Juarroz, Roberto - Poesia Vertical Antologia Esencial
Página web de Roberto Juarroz
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