jueves, 16 de septiembre de 2010

16 de septiembre

Estoy agotado.

Llevo unos cuantos días durmiendo poco. Sin parar. Los proyectos se van acumulando y al final uno no sabe muy bien en qué cosa concreta está pensando. Hay poco tiempo para pensar en qué pensar.

El curso ha empezado bien, duro, como a mi me gusta aunque me deje poco tiempo para otras cosas. Hay unos cuantos profesores que esperemos una vez haya terminado el curso, me hagan sentirme como un orgulloso pupilo, afortunado de haber tenido la oportunidad de conocer una pequeña parte de lo que mejor conocen. Es una esperanza que también exige esfuerzo por mi parte, y han empezado mandando un montón de cosas para leer. Temas sobre los que hacía tiempo que no leía.

Por otra parte, conozco personalmente a uno de mis nuevos profesores que sé que es de los mejores, le encanta enseñar, y eso es algo que por definición necesita ser correspondido. Su asignatura es "Técnicas digitales", y entre sus objetivos está uno de los que había dado por imposibles: Photoshop. Nunca he podido descubrir su filosofía, lo he utilizado varias veces con mayor o menor éxito, pero no hemos llegado a hablar el mismo idioma. Él ha pasado la mayor parte de su vida traduciendo a imagen.

Además, en su asignatura aprenderemos edición digital e impresa; cómo diseñar una página web o un libro... un libro... como ese que ya está escrito y que el tiempo está aplastando poco a poco. Lo supe en cuanto te vi, ese sueño de proyecto de poeta, de vida en búsqueda y perfección utópica; parece que nunca terminará de publicarse. En realidad sólo falta que me llegue un ejemplar de prueba que no viene desde hace más de un mes, o sea, pedir otro con seguro postal que tarda como máximo 10 días (esperar a tener suficiente dinero para pagarlo... 23 euros), cobrar los 650 euros por haber sido maestro en un taller de cortos (toda una suerte y un placer), pedir 100 ejemplares y venderlos a 7 euros... Lo más barato que se puede. En el metro a 10 (paso de cargar monedas).

Sobre el contenido, noto cómo se aleja conforme va pasando el tiempo. Aún me pregunto "por qué puse esa poesía, si es caca...", o "esto así..." pero me alegro. Me alegro porque significa que he cambiado, que siempre tendré una buena fotografía de ese gran año de mi vida, segunda de 20 y primera mitad de mis 21. La mejor que pude hacer. Sigo escribiendo, y podría seguir pensando en publicar otro libro, pero mi tiempo ajustando letras empieza a necesitar un multiverso. Ha salido otro proyecto.

Se trata de un periodiquillo semanal, 12 páginas tamaño cuartilla (tres folios doblados), sobre la universidad, medio ambiente y política, ciencia y tecnología, crónica cultural, una breve recomendación de una película, un libro y un cd; y una entrevista a un profesor o a alguien relacionado directamente con la universidad. La base la formamos cuatro, pero la intención es que más gente participe ocasionalmente (y permanentemente si se puede). La idea es que en poco tiempo tenemos que editar los tres primeros números para tener una base que nos dé cierto margen, los cuatro escribimos semanalmente en blogs, y esa es la base de todo; pero hay que asegurar un mínimo, tener una nevera. Un amigo de un amigo podría ayudarnos con la impresión, si no, iríamos a pachas.

Mis dos secciones, institucional y ciencia y tecnología, se nutrirán de los blogs que administro; el mismo que contiene estas palabras y Alumnos URJC Vicálvaro, que necesita una mayor elaboración en las noticias, vamos, lo que es un proceso de producción de noticias de cabo a rabo... desde pegar el oído hasta hacer clic en "Publicar entrada". Que ahí sigo como "representante de alumnos en Junta de Facultad", en cierto modo también por el afán de investigación. A pesar de lo largo que suena y mi total desprecio por la política, me lo estoy tomando en serio, y aprendo. Es algo que me está enseñando a conocer una parte necesaria del mundo: conocer mejor la administración universitaria, técnicas para influir en unas elecciones, conocer mejor la base de todo mi presente, mi universidad. Aunque haya mucha subcontrata y los de arriba no paran de hablar de deudas...

Hoy hemos estado hablando en la cafetería (el bocadillo de almuerzo de las cinco menos cuarto) sobre qué mote le pondríamos a un profesor: han surgido "capitalista", "puto nazi",... pero yo me quedo con "occidental". Es un tipo al que le gusta defenderse y sabe mucho sobre economía, hoy nos ha estado hablando sobre qué cosas hacen exitosa a una empresa (por fin temas de clase) y es un máquina; pero hablando sobre cómo internet cambiará la industria cultural o el futuro de las tribus aborígenes, creo que gano yo. Nos lo vamos a pasar bien.

He cogido confianza y me siento cómodo en clase, en todas. Me gusta el registro alumno/profesor, me reconforta que un profesor sepa que tiene un alumno curioso, que a veces la caga, como no podía ser de otra manera, pero inquieto.

Y un corto. Es lo último que queda... Como Pedro, Miky y Alan se cambian de piso en diciembre, he pensado grabar un corto para recordar siempre ese salón. La historia se va esbozando poco a poco, Riki me ayudará con el guión y el resto es ponerse. Tendrá pelea y todo, quería experimentar rodando cosas nuevas. Su influencia más directa es 12 hombres sin piedad.

Se aleja bastante de otras ideas, pero hasta que la asignatura de Narrativa Audiovisual no me haga preguntarme sobre el tiempo, el espacio, las acciones y el narrador... toca seguir buscando historias más institucionales para contar.

No sé cuánto tiempo podré dedicarle al blog. Intento publicar al menos todos los días, aunque es imposible que siga con tres entradas diarias. No es que haya dejado de sorprenderme, es una estricta cuestión de tiempo. Los dedos no dan para más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario