Haya agujeros en el jardín.
Los pétalos caídos
no encuentran entre sus días
la raíz de la semilla.
Clavamos los ojos en tu pared
y colgamos un espejo, un retrato
irreconocible, un abstracto
con olor de sed.
Al fondo, un trineo
se desliza inmóvil en la nieve
sobre un cristal congelado
por ti.
Dos líneas de cuerda
dirigen la escena hacia más tarde,
en cuanto encuentre el mando
a una distancia prudente
le doy al play.
Que siga el mundo
ahora que los párpados
no tienen a dónde ir.
SpNt2005 - 14-11-11
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