domingo, 25 de septiembre de 2011

Presidio

Amor de preso

Me retiro a estas paredes de blanco,
me resigno a seguir soñando.
Convierto la clausura en mi forma de vida
y me acorralo.

Dejo que la página lo absorba todo,
todo lo que sólo yo puedo darle.

La contento.
Me contenta.
Es la relación perfecta.
sin gritos, sólo abrazos y lágrimas.
Y hombros y bordes mojados.

No la dejo descansar
cuando intento descansar.
Estiro sus bordes matemáticos,
intento hacerlos circulares como la mesa
que tapaba el babero, y luego no crece,
y no crece, y no mengua, y no muere.

La engaño.

Esta página
agrieta mis manos,
hurga las heridas
y me recuerda siempre grande.

Me engaña.

El resto del tiempo se ha perdido en el blanco,
se ha colado por el agujero de mi estómago;
huyó en busca de los besos,
la mayoría aún no han regresado.

Este encuentro es sólo un homenaje a su reino perdido,
a la eterna frontera con esta mesa
plagada de astillas.

Somos irremediablemente débiles,
retazos de papel mojado.





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