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En torno al año 3000 a. C., se produce un nuevo salto en el camino de la progresiva abstracción que desembocará, andando el tiempo, en los sistemas alfabéticos. Se trata del salto de la mnemotécnica (técnicas para recordar) a la escritura, ajustando los signos escritos a la lengua hablada y no ya a la inmediatez de las cosas. El trasiego se denomina fonetización (representación gráfica de los sonidos, primero de sílabas, después por fonemas). A partir de entonces la escritura estuvo en disposición de transmitir mensajes complejos, no sólo signos referenciales. Hubo que elegir una serie de signos que "podían presentar la gama de los valores silábicos propios de la lengua en cuestión", el sumerio, para construir con ellos un silabario que la reprodujera íntegramente por escrito, dividiendo en sílabas todas las palabras y, en particular, aquellas cuyo contenido no era fácil de representar".
A partir de entonces se podían deletrear todas las palabras, recurriendo a la acuñación silábica.
(Era posible establecer un término hablado y escrito para nuevos conceptos siempre y cuando estuvieran compuestos por sílabas utilizadas en otras palabras)
Enric Bordería Ortiz, Antonio Laguna Platero y Francesca Martínez Gallego.
Extraído de Historia de la Comunicación social (comprar).
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