Páramo, arboleda
Una nube mancha los viñedos,
huérfanos de cigarras que canten himnos
a la rectitud de sus hogares como ejércitos.
Una nube prosigue su viento
sobre una plaga con fecha prevista.
Se aleja una nube
y queman las pieles
y deshacen los temas
y los tira a la basura
que se acumula en los bordes.
El cénit de luz fosiliza las comisuras,
el plástico se aferra a la sombra
y se adhiere a las gargantas sin sombreros
como un vaho en el estómago,
un despertar de pesadilla.
Tarde estirada como una brisa.
Bebe, fuma y disfruta.
Y música.
Estrellas fugaces infinitas
en el universo de una mirada
afónica bajo los motores del acorde
que deja tras de sí un avión que no se oxida.
Mereció la pena volver a verte
porque te vi
con tu vestido de diamantes,
invisible.
Te vi
perdida en un páramo de nubes,
me viste
en mitad de una arboleda de soles.
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